martes, 6 de diciembre de 2011

Paris días 5 y 6 de mayo

Día 5 de mayo

Tras un cómodo vuelo con easyjet llegamos al aeropuerto Charles de Gaulle sobre las 22:45h. Nuestra intención era coger el RER (cercanías) hasta la estación Gare du Nord.
Buscamos los carteles que indicaban la dirección del tren hacia Paris.
Al llegar al final del largo pasillo del aeropuerto, se abre una zona amplia similar a una estación de tren, con muchas máquinas expendedoras de billetes en el centro. Nos dimos cuenta que la zona por donde se iría a los andenes estaba bloqueada, por lo que al parecer ya no salían trenes. En la garita de información no había nadie, y salvo algún turista despistado como nosotros, y varios soldados armados hasta los dientes, allí no había nadie.

Pasado un tiempo aparece un hombre que parecía empleado del aeropuerto, así que corrimos hacia él. Antes que nosotros llegó una pareja joven de españoles que intentaron preguntarle algo en francés, pero entre que no tenían mucha idea, y que el hombre no estaba muy por la labor, no se entendían. Así que decidí preguntarle en inglés (ya que mi francés no pasa del je suis espagnol). Afortunadamente sabía inglés y nos dijo que el tren ya no funcionaba, y que teníamos que ir en autobús hasta la parada de Aulnay sous-Bois y allí coger el RER hasta Gare du Nord.
La otra pareja de españoles luego nos preguntó a nosotros como ir, porque el inglés tampoco era lo suyo. Sacamos nuestro billete, ayudamos a sacar el suyo, y caminamos hasta la parada del CDGVAL, que es una especie de metro sin conductor que circula entre las diferentes terminales del aeropuerto. Nos bajamos del CDGVAL y al salir a la calle había muchas dársenas con varios autobuses que iban a varios destinos. Preguntamos por el que iba a Paris, y enseguida estábamos ya subidos en uno.


Plano del CDGVAL

Eran ya cerca de las 00:00h cuando llegamos a Aulnay sous-Bois. Nos bajamos del bus y pasamos dentro de la estación del RER.
A los 10 minutos apareció un tren muy destartalado, con muchos años ya a sus espaldas. Nos subimos y en unos 25 minutos llegamos a Gare du Nord. Decir que la gente que iba en el RER era un poco peculiar, quitando los turistas, la mayoría eran inmigrantes, y daba bastante sensación de inseguridad.

Pasadas las 00:30h llegamos a Gare du Nord. Nos despedimos de la pareja compañera de viaje y decidimos coger un taxi, ya que para llegar al hotel hubiéramos tenido que hacer 2 transbordos de metro, y no nos iba a dar tiempo antes del cierre.

Salimos fuera de Gare du Nord y había un par de taxis esperando. Nos subimos en uno cuyo conductor era el doble de Bin Laden, y tenía un olor nausabundo. Pasamos por la zona del Pigalle, y en 15 minutos estabamos ya en el hotel Abrial.

Hicimos el check in y subimos a nuestra habitación. El hotel era un 3 estrellas normal, buena calidad precio. Más que suficiente para dormir y asearnos.

Ese día cenamos un bocadillo que llevamos desde Madrid, y enseguida nos fuimos a dormir, porque eran pasadas la 01:00h y el día siguiente teníamos muchas cosas que ver en Paris.


Día 6 de mayo

Desayunamos en una Boulangerie cerca del hotel, y pusimos rumbo al metro a la estación de de Brochant , a unos 5 minutos andando. Nos bajamos en Charles de Gaulle - Etoile para ver el arco del triunfo.


El arco del triunfo

Al salir del metro nos encontramos en una plaza a la que llegan multitud de calles muy transitadas, y el famosísimo arco del triunfo en medio. No hay ninguna forma de acercarse al centro de la plaza en superficie, ya que es una gigantesca rotonda que no tiene semáforos ni pasos de peatones. Hay que ir subterráneamente hasta el centro de la plaza, y de repente al salir apareces debajo de una gran mole de cemento.


Tunel subterraneo de acceso al Arco el Triunfo

El arco es bastante más grande de lo que parece. Se puede subir a la parte alta, pero había mucha cola, y preferimos no hacerlo.


Al pie del Arco del Triunfo

Justo debajo está la tumba del soldado desconocido. La tenían acordonada porque había una especie de ceremonia a los caídos con varios militares veteranos.


Tumba del soldado desconocido

Es curioso ver nombres de ciudades españolas grabados en las paredes del arco.


Arco del Triunfo


¿Algun ciudad conocida?

Tras unas fotos allí pasamos de nuevo por debajo, camino de los campos elíseos.
Paseamos toda la avenida hacia abajo, haciendo varias paradas.


Campos Eliseos

Una de ellas fue en un enorme concesionario Citroën de 6 o 7 plantas, donde había simuladores, prototipos, e incluso el DS3 WRC expuesto en el piso inferior.


Concesionario Citroen


Citroen DS3 WRC

Llegamos a la plaza de la concordia y nos hicimos unas fotos en el obelisco. Desde allí se puede ver como los árboles están recortados de tal forma que se pueda ver toda la avenida de los campos elíseos y el arco del triunfo al fondo.


Arco del triunfo desde la Plaza de la Concordia


Obelisco de la Plaza de la Concordia


Fuente de la Plaza de la Concordia

Justo debajo del obelisco está la placa que recuerda que en esa plaza se produjo el ajusticiamiento por medio de guillotina de María Antonieta y Luis XVI


Placa conmemorativa de la ejecucion de Maria Antonieta y Luis XVI

Seguimos nuestro camino a través del jardín de las fullerías. Es un parquecillo bastante pequeño con unas fuentes, un paseo central de tierra y árboles a los lados, con zonas de césped y de pic nic. Había mucha gente rodeando las fuentes, y en las zonas de cesped.


Jardín de las Tullerías


El Arco del Triunfo desde el Jardín de las Tullerias


Arco de Carrusel con el Louvre al fondo

Llegamos al arco del carrusel dedicado a la victoria francesa sobre los ingleses en Boulogne.


Arco del Carrusel

Justo enfrente, y siempre en línea recta con el arco del triunfo nos encontramos la famosa pirámide del Louvre. Teníamos pensado visitar el museo el día siguiente, por lo que continuamos el paseo por la orilla del Sena.


Museo del Louvre

Pasamos al lado del ayuntamiento parisino, y junto al mercado de las flores.


Ayuntamiento nde París

Cruzamos el rio Sena y entramos en la isla de la Cite. Es una isla en medio del rio donde se ubicaron los primeros habitantes de París. Nuestro objetivo no es otro que la catedral de Notre Dame.


catedral de Notre Dame

La catedral tiene en frente una plaza, y limita con el rio en su flanco derecho. Después del largo paseo y como ya era hora de comer, nos había entrado hambre, así que antes de entrar en la catedral buscamos un sitio para comer.
Aunque los restaurantes eran caros, dependía mucho de lo que pidieras.
Nos sentamos en el café Esmeralda justo en la parte posterior de Notre Dame, y pegado al rio Sena.

Comimos una tortilla francesa y Andrea un sándwich. La tortilla estaba rellena de queso y era enorme, y el sándwich en realidad era una baguette enorme. Así que por menos de 20€ entre los 2, comimos estupendamente.

Una vez con el estómago lleno tocaba continuar las visitas. Nos encontramos con una enorme cola para entrar en la catedral, pero iba bastante rápido, por lo que en unos 10 minutos estábamos dentro. La entrada es gratuita, pero a Andrea casi no la dejan entrar por estar hablando por el móvil y estar eso terminantemente prohibido.

Por fuera la catedral no impacta por su tamaño, ni por una ornamentación muy exquisita. Más bien su belleza radica en el gran rosetón central, sus torres, y en las mil y una veces que aparece la catedral en todo tipo de fotos, cuadros y demás.


Rosetón de Notre Dame

El interior tiene una nave central presidida por el altar mayor, en el cual se estaba realizando una misa en honor a la beatificación del papa Juan Pablo II.


Altar mayor

A los lados hay dos naves centrales divididas por una arcada, que permiten rodear la nave central hasta el ábside. Hay que destacar las vidrieras policromádas y el órgano.


Nave central


Vidrieras policromadas

En la zona de la salida y en uno de los laterales hay unas máquinas expendedoras de monedas, que por 2€ te ofrece una moneda recordatorio de tu visita a Notre Dame.

Salimos de la catedral y nos pusimos a la cola para subir a las torres. Había unas 40 o 50 personas delante nuestra, y entraban en grupos de 20 cada 10 minutos, así que tardamos unos 25 minutos en entrar. Afortunadamente se puede esperar tranquilamente sentado, y aprovechamos para comernos un helado que compramos en una de las heladerías de enfrente de la catedral.

Pagamos 7€ por cabeza y empezamos la ascensión. Cuando apenas llevábamos unos pocos escalones subidos, nos encontramos la primera parada de la visita, que es una enorme tienda de regalos. No picamos el anzuelo, pero tuvimos que esperar 5 minutos a que otro grupo bajara las escaleras. Seguimos con la ascensión, esta vez por una escalera de caracol más estrecha, y no muy bien iluminada, hasta que por fin vimos la luz al final del túnel y salimos al exterior. En esa primera etapa nos encontramos en la galería de las quimeras, que conecta la torre que habíamos ascendido, con la otra torre. Es admirable el trabajo realizado en las quimeras, se pueden ver detalles de la expresión de las caras, el plumaje, las patas...


Quimera pensadora


Vista desde lo alto de Notre Dame


Galería de las quimeras y aguja central

Según se va andando por la galería se puede ver además de multitud de quimeras, la gran aguja central rodeada de las estatuas de los apóstoles. Todo ese pasillo está recubierto por una malla de metal para dar seguridad y evitar posibles accidentes.


Una quimera observado la torre Eiffel


Pasillo que comunica las torres de la catedral


Detalle de una quimera

Al final del pasillo hay una puerta muy pequeña para entrar a la zona donde está la campana Enmanuel. Es una zona todo de madera con una escalera con la que se llega a la zona de la campana. Esperábamos encontrar allí a Quasimodo, pero debía de librar ese día. La campana no estaba muy brillante que digamos, y eso que según la leyenda está forjada con el oro y las joyas de las grandes mujeres parisinas. Toda esa zona está llena de polvo y es bastante pequeña, por lo que hicimos un par de fotos y bajamos.


Campana de Enmanuel


El Sacre Coeur desde Notre Dame


La aguja central y el rio Sena

Cerca de ahí, hay una puerta y comienza la ascensión a la otra torre. Es una zona bastante estrecha, y casi se van rozando los hombros con las paredes. Por fin llegamos a lo más alto y pudimos admirar una magnifica vista de Paris a unos 70 metros de altura. Se ve perfectamente la torre Eiffel, el Sacre Coeur, el edificio Montparnasse, y toda la isla de la cité a nuestros pies. La zona está también totalmente cubierta por una malla metálica, y hay carteles con citas sobre la belleza de París de autores como Victor Hugo.


La torre Eiffel desde Notre Dame


Vista general de paris


Edificio montparnasse

En lo alto de la torre se hace una recorrido en cuadrado hasta que se vuelve a la salida y se baja por el mismo sitio por donde se sube. Tras la bajada hicimos alguna foto más en la fachada, y pusimos rumbo a la Saint Chapelle y a la Conciergerie. La pena es que al llegar ya habían cerrado, ya que a las 17:30 entraba el último grupo, así que nos conformamos con haberla visto desde lo alto de la torre de Notre Dame.


Entrada al palacio de justicia

Cruzamos el Sena hasta la estación de RER St-Michel N-Dame. Tras unos 10 minutos de camino, nos bajamos en Champ de Mars - Tour Eiffel. Ahí vivimos uno de los momentos más impactantes del viaje. Al salir de la estación hay una zona con árboles altos, pero en cuanto se bordea esa zona, aparece la construcción que más me ha impresionado nunca: la Torre Eiffel.

Todo el mundo la ha visto millones de veces en fotos, videos y demás, pero hasta que no se está debajo de ella, no te puedes hacer una idea de lo grande e impactante que es.

La torre Eiffel


Vista desde la parte inferior de la torre

Había bastante cola para subir, así que optamos por descansar un poco y aprovechar para comernos un crepe.

Una vez con las fuerzas recuperadas nos pusimos a la cola, y en 10 minutos ya estábamos en la taquilla. Pagamos los 4,20€ y empezamos el ascenso por las escaleras hasta el primer piso. Las escaleras con en zig zag, y al final de cada tramo hay un cartel con detalles de la construcción de la torre o curiosidades de la propia torre.


Construcción de los pilares


Etapas de construcción de la torre

Por fin alcanzamos el primer piso a 57,63m de altura. Tras algún minuto para recuperar el aliento, nos acercamos a la zona de mirador para contemplar la vista desde allí.
Hay una verja que rodea toda la zona, y hay fotografías que explican lo que se esta viendo en esa dirección. Dimos una vuelta por todo el perímetro y subimos unas pequeñas escaleras para llegar a la zona en la que hay una especie de terraza con sillas y mesas y una barra de bar.


La escuela militar y el campo de marte desde el pimer piso de la torre


Cúpula del Panteón


Terraza del primer piso


Sillas y mesas del primer piso

Vimos el restaurante Altitud 95 que se llama así por estar a 95m sobre el nivel del mar y nos sentamos 5 minutos a descansar en las sillas que hay en esa zona.

Casualmente nos encontramos allí a la pareja española que conocimos en el aeropuerto. Ellos habían subido en el ascensor y estaban bajando andando. Hablamos un rato con ellos y decidimos emprender la ascensión al segundo piso, una vez más por las escaleras.


El suelo desde el primer piso

Tras la dura ascensión conseguimos acceder a la segunda planta, a 115,73 m de altura. Ese piso tiene dos niveles, con unas escaleritas que los comunican. Obviamente es mucho más pequeño que el piso inferior, pero no puede faltar una pequeña tienda de recuerdos con unos precios abusivos.

A partir de ahí solo se puede seguir ascendiendo en ascensor. El problema es que había más de una hora de cola para el ascensor, y ya se estaba haciendo de noche, así que decidimos dejar el último piso para otra ocasión.


El distrito de la defense


Rio Sena y el kiosko donde compramos el crepe


Campo de Marte y edificio Montparnasse desde la segunda planta


El Sena y un campo de futbol

Hicimos unas cuantas fotos y empezamos el descenso. En el primer piso realizamos una parada técnica sentados en una de las mesas que había, y continuamos el descenso.

Según bajábamos nos cruzamos a varias personas con serios ataques de vértigo, que bajaban con ataques de ansiedad sujetos por familiares o amigos, o incluso sentados en los escalones.

Una vez abajo ya pudimos ver la torre iluminada, y decidimos pasear un rato por la orilla del Sena.

La torre Eiffel iluminada

Dejando a nuestra espalda la torre pasamos por el Pont de l'Alma (donde tuvo el accidente Lady Di), por los inválidos (donde está enterrado Napoleón) y por el Museo de Orsay (pintura impresionista), aunque a esas horas ya estaba todo cerrado.


Pont de l'Alma


Esculturas en la entrada del museo de orsay


Museo de Orsay

Nuestro objetivo era buscar algún sitio para cenar, y lo encontramos en el Boulevard Saint Germain. Allí cenamos bastante bien en un italiano, y no fue excesivamente caro para ser París.

Los dueños del restaurante nos indicaron muy amablemente que la mejor forma de volver al hotel era en un autobús que paraba justo enfrente del restaurante. Como somos muy obedientes, allí que fuimos. En unos 5 minutos llego el bus y nos dejó en Place de Clychy, a unos 5 minutos andando al hotel. Pasamos junto al edificio de la ópera de París y las galerias Lafayette.

Pero ahí tuvimos nuestro primer y único problema en París.

Fuimos absolutamente incapaces de orientarnos para ir al hotel andando. Preguntamos 3 o 4 veces, y cada uno nos decía a un sitio, en el plano ya veíamos doble por el cansancio, así que decidimos pillar un taxi.

Pensamos que deberíamos estar cerca del hotel, y que no nos costaría mucho. Graso error. Paramos el primero que vimos y le enseñé a la taxista una tarjeta del hotel con la dirección.

Pasan 2 minutos, 5, 10, pasamos por la misma calle 3 veces, y la mujer no era capaz de encontrar el hotel. Para en medio de la calle y me vuelve a pedir la tarjeta, y en ese momento algún santo, virgen o lo que sea iluminó a la "buena" mujer, y en 2 minutos estabamos en la puerta del hotel. El taxímetro marcaba 24€ para un trayecto que según todo el mundo era de entre 5 y 10 minutos a pie. Al sentirnos estafados le dijimos que eso no le íbamos a pagar, ya que ella nos había estado dando vueltas y vueltas.

La taxista se puso bastante furiosa y nos dijo que le diéramos mínimo 20€, así que como nuestro francés no da para mucha discusión, y estábamos realmente cansados, decidimos darle los 20€. Eso si, entre el Bin Laden del día anterior, y esto, la imagen que nos llevamos de los taxistas franceses fue lamentable.

Con eso dimos por concluido este provechoso día en la capital francesa, y nos acomodamos en el hotel para descansar.