lunes, 24 de diciembre de 2012

Etapa 3: Salzburgo

DIA 4

Este día estaba destinado a la visita íntegra de la ciudad de Salzburgo.

Estábamos alojados en el Amedia Hotel. Fue uno de los mejores de todo el viaje, altamente recomendable por su relación calidad precio.

Salimos del Amedia hotel con nuestra Salzburg card en la mano. Esta tarjeta te permite el acceso gratuito a todos los transportes públicos, los monumentos y museos de Salzburgo.Su precio es de 22€ por persona.

La ciudad amanece con lluvia, una pena después del magnífico clima del día anterior.
Nos dirigimos a la parada situada enfrente del hotel, y para nuestra sorpresa, el número 4 no era un autobús,  era un trolebús. Esto es, un autobús que va alimentado por unos cables eléctricos que se encuentran colgados por las calles como los de los tranvías. Me pareció un transporte bastante rudimentario, para una capital moderna en pleno siglo 21, pero bueno ahí subimos.

Nos bajamos en la Makartplatz. 

Hicimos una primera parada en una panadería para comprar algo de desayuno, y nos encaminamos al palacio de Mirabell. 

Este palacio construido en 1606 es famoso por su salón de mármol, que es uno de los lugares típicos para celebrar bodas en Salzburgo. 
Como no podía ser de otra forma había una pareja de novios haciéndose fotos bajo la lluvia en los jardines.

 
Entrada a Mirabell


Palacio de Mirabell

Jardines
 Y es que los jardines son el motivo por el que miles de turistas se acercan a diario a Mirabell.


Jardines con la fortaleza al fondo

Parte del jardín

Vista general del jardín

Detalle del jardín

Los jardines son muy bonitos, con espacios que dibujan figuras con flores, pero más que a las flores, los objetivos de todas las cámaras van dirigidos a fotografiar la escalera del ángel.

Esta escalera junto al resto de los jardines sirvió como escenario de la película Sonrisas y Lágrimas.
En estos jardines se grabó la coreografía de la famosa canción DO RE MI de la película.


Famosa escalera del ángel

La escalera es el lugar más fotografiado de Salzburgo, y a pesar de la intensa lluvia, había multitud de grupos de japoneses y europeos junto a ella.

Paseamos junto a la fuente de pegaso, el teatro de arbustos y el jardín de los gnomos que también salen en la película. Los jardines son pequeños comparados con Schonbrunn, pero son muy bonitos.


Fuente de pegaso

Muchos ciclistas a pesar de la lluvia

Bonitas flores

Salimos de los jardines, y de vuelta a la Makartplatz entramos en la Residencia de Mozart. 

En esa casa vivió la familia Mozart desde que Wolfgang Amadeus Mozart cumplió los 17 años, ya que al subir de nivel social por el enorme talento de Mozart, la casa de la Getreidegasse se les quedó pequeña.


Entrada a la residencia de Mozart

Empezamos la visita por la casa del personaje más famoso y querido de la ciudad de Salzburgo.

En la entrada nos dieron una audioguía, que nos explicó detalladamente las condiciones de vida de la familia Mozart. 

La sala más grande se utilizaba, en su época, como una sala de exposiciones de pianos y violines, que vendía el padre de Mozart. 

En esa sala además dio conciertos de cámara para distinguidos invitados.

Allí vimos expuestos varios pianos de la época, y varios cuadros de la familia Mozart.

En las siguientes estancias había multitud de partituras y libros sobre música, así como una sala donde se proyectaban películas y documentales sobre Mozart. 

La verdad es que no es una maravilla de museo, pero al ser gratis con la Salzburg card, se puede invertir algo más de media hora en verlo.


Teatro principal

Cruzamos el río Salzach y empezamos a recorrer la famosa Getreidegasse. 

Esta es una estrecha calle peatonal, con todo de tipo de tiendas y comercios. 

Tiene mucho encanto porque todos los edificios tienen que mantener su fachada original, y los rótulos de las tiendas son especiales para esa calle.


Río Salzach con la fortaleza al fondo

Candados en el puente sobre el río

Entrada a Sternbräu

Getreidegasse

Getreidegasse

Getreidegasse

Mc´Donalds en la Getreidegasse

Zara en la Getreidegasse

Llegamos al número 9 de esta calle, y nos encontramos ante el lugar de nacimiento de uno de los mayores genios de la historia de la música. 

Allí se encuentra situada la casa donde nació Wolfgang Amadeus Mozart, y donde vivió la familia Mozart hasta que este cumplió 17 años.


Casa natal de Mozart

Entrada a la casa de Mozart

La casa, como no podía ser de otra forma, es también un museo dedicado al genio austriaco.

Enseñamos nuestra Salzburg card, y para dentro. 
Se nota nada más entrar una casa mucho más humilde, con escaleras estrechas, un pequeño patio interior, y zonas reconstruidas como una cocina o un dormitorio.


Cocina

La habitación más importante es una que está rotulada como el lugar de nacimiento de Mozart.
Según nos explicó la audioguía, los Mozart vivían todos juntos en una única estancia, por lo que aunque visitemos varias habitaciones, sería en esa en concreto donde vivirían.

Continuamos la visita por un par de salas multimedia, y otra con esposición de objetos personales de la familia Mozart. Destaca sobretodo un piano y un violín, así como partituras manuscritas de Mozart.


Violín de Mozart

Piano

Esta visita es algo más recomendable que la de la residencia, aunque que cobren 14€ por ver ambas casas me resulta excesivo.

En el mismo edificio que la Mozarts Geburtshaus hay un spar, y allí nos dirigimos para hacer acopio del dulce más típico de Viena, los bombones de Mozart o Mozartkugeln. 

Llevamos cantidades ingentes de bombones y todo tipo de dulces, para Madrid.


Mozartkugelns de todo tipo

Patitos de Mozart

Seguimos nuestro camino por la Getreidegasse, hasta que llegamos a una plaza llamada Residenzplatz. 

En esta plaza se encuentra a un costado la Residenz, que es el palacio real de Salzburgo, y en otro lateral la Catedral. 

La Catedral está consagrada a San Ruperto de Salzburgo, y fue concluida en 1628.


Catedral

Residenz

Feria

Frente de la catedral

Entramos en su interior, y nos dio la sensación de ser bastante oscura. Imagino que el día tan lluvioso no acompañaba a iluminarla. 

Se aprecia el estilo barroco con el que está construido en la nave y el coro.


Relieves del techo

Dimos un pequeño paseo por el interior, bajando a la cripta, donde están enterrados los antiguos arzobispos de Salzburgo.


Cúpula

Altar mayor

Entrada de la catedral

Esa zona de Salzburgo está compuesta por varias plazas unidas entre si. 

Tenemos, la ya mencionada Residenzplatz, la Domplatz y la Mozartplatz. 

Y en todas ellas estaba montada la feria de Saint Ruper que es el patrón de la ciudad. Esta es una de las ferias más importantes de la ciudad, y llena estas plazas con numerosos puestos de comida típica, atracciones para niños. 

Además en la Mozartplatz había una feria de artesanía típica de la zona. 

En la Residenzplatz habían instalado una carpa, donde se podía disfrutar de una buena jarra de cerveza, escuchando en directo a un grupo de música tradicional austriaca.


Feria en la plaza de la residenz

La fortaleza

Me gusta mucho llegar a una ciudad y encontrarte con este tipo de ferias, ya que cambian bastante la cara de una ciudad, y más aun en un día lluvioso como ese. 
Nos comimos como aperitivo un enorme Brezel de chocolate, y después de saludar a la estatua de Mozart, buscamos un sitio para comer.


Estatua de Mozart

Interior de la carpa

El padre de Andrea nos recomendó no irnos de Salzburgo sin probar el Salzburger Nockerln, así que comenzamos una búsqueda, que finalizó en un restaurante de la calle del oro, la Goldgasse. 

Lo tenían anunciado en un cartel en la puerta, así que entramos.


Goldgasse

Anuncio del Salzburger Nockerl

Por recomendación expresa, nos pedimos algo ligerito de comida para poder frente al postre. 

Así que pedimos una ensalada y una sopa, tras esto vino el plato fuerte: el Salzburger Nockerln. 

Nos dijeron que tardarían unos 20 minutos en hacerlo, y que era algo que pocos restaurantes sabían hacer.

Llegó la camarera con una enorme bandeja con un postre enorme con picos. 

La chica nos animó a hacerle una foto, y nos sirvió una porción a cada uno, quedando una tercera en la bandeja.


Nuestro Salzburger Nockerl

La parte superior es estilo souflé, tiene la misma textura que las nubes de golosina que venden en Madrid. 

La parte inferior está formada por mermelada de frambuesa y frambuesas. 
Todo ello servido caliente.

Estaba muy bueno, pero llenaba muchísimo, por lo que no pudimos terminarlo. 

El ambiente en los restaurantes vieneses (y alemanes) es muy acogedor.

Allí todo el mundo habla entre si. Incluso le ofrecimos a una mujer que estaba a nuestro lado si quería compartir nuestro postre, y tras rechazarlo muy amablemente, estuvo hablando un buen rato con nosotros.

Con las fuerzas nuevamente al 100% nos dirigimos al funicular que subía a la fortaleza de Salzburgo, también llamada Hohensalzburg Fortress.

De camino pasamos junto a la Abadía de San Pedro. Entramos dentro de su recinto y vimos su cementerio. 

Se pueden visitar también sus catacumbas, pero en ese momento llovía mucho y tampoco es que nos seduzca mucho ver tumbas y nichos, así que salimos y nos dirigimos al funicular para subir a la fortaleza.


Abadía de San Pedro

El funicular lleva funcionando desde 1892, aunque el que ahora se utiliza es mucho más moderno. 

Entramos gratis con nuestra salzburg card y en un par de minutos llegamos a la parada final dentro de la fortaleza.


Funicular de la fortaleza

LLegada del funicular

Al salir de la estación había parado de llover, y pudimos disfrutar de una magnífica vista de la ciudad de Salzburgo y sus alrededores.


Salzburgo desde la fortaleza

La fortaleza de Salzburgo es un gran fortín defensivo, que se empezó a construir en el año 1077, y que fue modificado posteriormente, hasta que a finales del s XV se modificó hasta su estado actual.

La fortaleza sirvió como defensa y lugar de residencia de los príncipes arzobispos que gobernaban la ciudad de Salzburgo.  

Cuenta la historia que la fortaleza permaneció inexpugnable, ya que ningún enemigo fue capaz de conquistarla por completo.


Patio central de la fortaleza

Llegamos a la zona de los tickets, y esperamos unos 10 minutos a que comenzara la siguiente visita guiada.

Realmente no es una visita con un guía que te explica las cosas, sino que el guía te va dirigiendo por las diferentes estancias, y es una audioguía la que explica todos los detalles.

Entramos gratis con nuestra salzburg card y con nuestra audioguía pasamos a la primera estancia.

En ella estaban las imagenes de los principes - arzobispos que tuvieron un papel más relevante en la construcción de la fortaleza. 

Destacando sobretodo Leon-hard von Keutschach que realizó la mayor ampliación de la fortaleza, dotándole de sus mayores riquezas. 

Además en esa sala también había maquetas de los diferentes momentos de la construcción de la fortaleza.

La siguiente sala que visitamos contenía una exposición de aparatos de tortura. Tenía todo el aspecto de una mazmorra, aunque según nos explicaron las mazmorras estaban en los pisos más inferiores.

A continuación seguimos por una escalera de caracol que nos llevó a lo más alto de la fortaleza. Se trata de una de las torres de defensa, tan fuertemente fortificada, que no parece una torre.


Torre de defensa

Desde esa zona hay una magnífica vista de Salzburgo, y de toda la zona que rodea a la fortaleza.

Bajamos de la torre, y la siguiente estancia que visitamos era un museo armamentístico. Contenía armaduras,  espadas, cañones...


Museo armamentístico

Pasamos después a los apartamentos de los príncipes electores. Allí se puede admirar la suntuosa decoración que mandó construir Leon-hard von Keutschach durante su mandato.
Destaca sobretodo el salón dorado, con su chimenea de 1500, y su decoración en estilo gótico tardio.


Habitación de los príncipes arzobispos

Salón dorado


Salón dorado

Estatua cerámica
En la habitación anexa se realizan todos los días conciertos de música clásica.


Sala de conciertos

Dejamos la audioguía, y nos encontramos de nuevo en el patio de la fortaleza. 

En ese momento volvía a llover intensamente, por lo que decidimos entrar en el museo de marionetas. 

El museo es curioso, sobretodo por el detalle que tienen algunas marionetas. Además se puede probar a usar una, y hay vídeos de actuaciones.


Marionetas

Una vez concluida la visita a todas las estancias, emprendimos camino de vuelta al funicular para volver a la Fustungsgasse muy cerca de la abadía de San Pedro.

Para terminar nuestra visita a la ciudad de Salburgo, queríamos ir a las afueras de la ciudad para visitar el palacio de Hellbrunn. 

Cogimos el autobús 25 cerca de la Mozartplatz y nos bajamos en la parada del Hellbrunn, unos 10 minutos después.  

En ese momento llovía torrencialmente.


Camino de Hellbrunn

El autobús nos deja a 2  minutos andando de la entrada al palacio.

Este palacio fue construido por mandato del príncipe arzobispo Markus Sittikus von Hohenems con el fin de servir de residencia veraniega del soberano.

El palacio está inspirado en los palacios de campo italianos, y sobretodo destaca por sus famosos juegos de agua. 

Pasamos por la entrada y nos recomendaron visitar primero el palacio por dentro, y luego los juegos del agua a una hora asignada. 

Todo ello incluido en la salzburg card.


Palacio de Hellbrunn

Entramos al palacio, y recogimos nuestra audioguía. 

Se visitan varias salas ambientadas con diferentes motivos. Una de ellas por animales cinegéticos, otra de aves, otra inspirada en oriente... 

No había dormitorio porque ningún soberano llegó a pasar la noche en Hellbrunn. 

Esto es porque se trataba de un palacio de recreo, donde el príncipe llevaba allí a sus visitas para pasar un día de entretenimiento.

Desde una de las ventanas se puede ver el pequeño castillo de los meses, que se denominó así por ser construido en muy corto periodo de tiempo, y que en la actualidad alberga un museo de cultura popular.


Castillo de los meses

Salón del palacio

Destaca sobretodo del interior del palacio el gran salón donde se celebraban los bailes y banquetes.


Gran salón

Detalle del techo

La visita se puede hacer en apenas 15 o 20 minutos, ya que no es excesivamente grande.


Hellbrunn

Tras la visita al interior del palacio, salimos al exterior a la zona de los juegos del agua. Allí un guía nos esperaba para hacer el recorrido. El guía nos iba comentando en inglés detalles sobre la historia de Hellbrunn y los juegos del agua.

Los juegos del agua son un espectáculo de ingeniería del agua del sXVII. Los constructores canalizaron los arroyos que circulan por el monte Hellbrunn, y realizaron fuentes y trucos para la diversión del príncipe y sus visitas.

El guía era muy simpático, y la visita la hicimos nosotros 2 junto a una pareja americana que iba con un bebé en su carrito. Fue una visita prácticamente familiar, la pena es que el tiempo no acompañaba, ya que no paraba de llover.


Juegos del agua

La visita comienza por la zona más famosa, la mesa del príncipe. 

Se trata de una mesa de piedra con asientos a sus costados, y el asiento del príncipe presidiéndolo todo. 

Con un movimiento el guía activo el mecanismo, y unos enormes chorros de agua de más de un dedo de ancho salían desde todas partes, menos desde el asiento del príncipe que permanecía totalmente seco. 

Curiosamente si se quería seguir el protocolo de la corte, aunque estuvieran los chorros de agua activados, nadie se podía levantar hasta que el príncipe se pusiera en pie y diera por terminada la fiesta.


Mesa de los juegos del agua

Continuamos por un pasillo al que de repente salían chorros de agua, sin que fuera posible advertir de donde provenían. 

Continuamos por una gruta artificial que también tenía una sorpresa en forma de chorros ocultos.


Gruta artificial
En la entrada está la famosa figura del diablo que vuelve los ojos y saca la lengua.

Además en su interior había un sonido como del graznido de pájaros, pero que en realidad estaba realizado por el paso de agua a presión por unas tuberías.


Interior de la gruta

Tubos por donde circula el agua

En la siguiente gruta pudimos ver como el agua elevaba una estructura hasta una altura considerable, y como el agua formaba un pasillo en el cual no te mojabas, pero que una vez superado nos sorprendió con varios chorros por la espalda.

Lo que más me sorprendió fue una especie de teatro de marionetas movidas por agua. 
Sonaba una música, y las marionetas metálicas estaban representando escenas de la corte. 
Todo ello era accionado por la fuerza del agua. 

Esa zona como no, tenía la sorpresa de unos chorros ocultos en la parte posterior, que despiden al visitante mojándoles un poco.


Fuente

Chorros por todos lados

Llegamos al final realmente encantados por el paseo, ya que además de los juegos de agua, todo el jardín está repleto de estatuas con figuras mitológicas y bonitas flores. 

Es una pena que el día no acompañara, pero  la verdad es que es muy recomendable su visita. Es increíble el trabajo realizado con el agua.


Neptuno

Fuentes

Camino de vuelta a la entrada pudimos ver el famoso invernadero de la película Sonrisas y Lágrimas, y ya nos dirigimos de vuelta al autobús.


Invernadero de Sonrisas y Lágrimas

Fuente

Queríamos volver al hotel para cambiarnos de ropa y darnos una buena ducha calentita, ya que entre la lluvia y los juegos del agua estábamos empapados.

El problema surgió cuando el trolebús que iba al hotel no pasaba por el mismo sitio que habíamos  ido antes.
Además los carteles de las paradas estaban equivocados, por lo que 3 trolebuses, y 45 minutos después llegábamos por fin al hotel.

Tras una ducha y un descanso reparador, cogimos el trolebús (esta vez el correcto a la primera) y nos bajamos otra vez en la Makartplatz. 

Atravesamos el río Salzach y nos dirigimos a la derecha por su orilla. 

Afortunadamente había dejado de llover, así que el paseo era agradable.
Después de dar un par de vueltas, y teniendo que tirar del GPS del móvil, llegamos a nuestro destino, que no era otro que la Augustiner Braü.

Se trata de un antiguo monasterio de los monjes agustinos, que se ha convertido en la cervecería más antigua y famosa de Salzburgo. 

Para llegar hasta allí subimos unas escaleras bastante oscuras, y callejeamos un poco hasta la entrada,

Por esa zona no hay ningún cartel que haga pensar que allí hay una cervecería. Pero confiamos en nuestro instinto y entramos. 

Bajamos unas escaleras  rodeados de cuadros de monjes y obispos, y ya empezamos a oir el ruido de la gente. Abrimos una puerta a la derecha y entramos al recinto de la cervecería.


Entrada a Augustiner Braü

Augustiner Braü

Es realmente muy curioso, ya que no se puede considerar un restaurante al uso.

Por un lado hay 3 salones enormes con mesas y sillas, y por otro lado y separado hay varios puestos de comida.


Salón principal de Augustiner Braü

Otro salón de Augustiner Braü

Me recuerda mucho al mercado de San Miguel de Madrid, donde hay puestos al estilo mercado, y luego hay una zona donde se puede comer la comida que allí compras. 

Pero aquí es todo a lo bestia, los salones son enormes, más de 5000m2, y están totalmente aislados de los puestos de comida.
Hay uno exclusivo para fumadores, y hay unas cancelas donde hay jarras privadas de clientes habituales.

 
Fuente para enfriar las jarras

Jarras listas para ser usadas

Lo primero que hicimos fue ir a los puestos de comida, ya que aunque eran las 21:30h, alguno de ellos ya estaba cerrando. 

Cogimos un par de raciones de asado de cerdo con su correspondiente ensalada de patata, que estaba de muerte. 

Con la comida en la mano nos sentamos en una mesa, y enseguida vino un camarero a tomarnos nota de la bebida. Los camareros no se ocupan para nada de la comida, solo te preguntan que quieres de beber.

Pedimos unas jarras de cerveza, y nos las sirvieron en unas típicas jarras de barro cerámico.

Cabe decir que la Augustiner Braü es un Brauerei, es decir, un local donde elaboran ellos mismos la cerveza que ofrecen.

A pesar de que para ellos es muy tarde, había aun gran cantidad de personas en los salones comiendo y bebiendo.

Acabamos nuestra cena, y pusimos rumbo de vuelta al hotel. Esta vez salimos de la Augustiner Braü por otro lado diferente, y por allí si que había carteles que indicaban que allí había una cervecería, incluido un enorme parking.

Andamos un poco, y cogimos nuestro trolebús de cabecera hasta el hotel. 

Así acababa nuestro más que provechosos y lluvioso día en Salzburgo.