jueves, 18 de febrero de 2016

ETAPA 5: HIROSHIMA, MIYAJIMA Y HAKONE


DÍA 10

Con muchísima pena tocaba decir adiós a Kyoto. 

Nos despedimos de nuestro apartamento de Mototanaka y de nuestro ruidoso vecino con raíles, y cogimos el autobús 206 para llegar en unos 15 minutos a la estación de Kyoto.

Los autobuses funcionan de manera muy curiosa. 
La entrada se realiza por la puerta posterior. Cuando llega el momento de bajarse hay que ir a la zona del conductor y allí hay una maquina donde echar las monedas para pagar el viaje. 
Además curiosamente los japoneses esperan hasta el último momento para levantarse cuando llegan a su parada, así que tienen que atravesar todo el autobús empujando a todo el mundo para no quedarse en el bus.


Autobus de Kyoto


Llegamos con nuestras maletas a la estación de Kyoto y buscamos el andén del shinkansen con dirección a Hiroshima.

El recorrido dura unas 2 horas y por segunda vez nos tocó ir de pie la primera parte del trayecto, ya que la zona de asientos no reservados estaba completa.

Llegamos a Hiroshima y en ese momento tuvimos que tomar una decisión complicada.


Estación de Hiroshima

Esta coyuntura surgió porque fue absolutamente imposible encontrar una taquilla para dejar allí las maletas y visitar la ciudad. Además necesitábamos 3 taquillas de las más grandes para nuestras maletas, así que fue imposible.

La decisión que tuvimos que tomar era si ir directamente a Miyajima que era nuestro destino final, o visitar Hiroshima con las maletas.

Tras un arduo debate decidimos que ya que estábamos allí nos liábamos la manta a la cabeza e íbamos a ir a la zona del parque de la paz con las maletas.

Justo enfrente de la entrada principal de la estación para el tranvía número 6 que nos lleva a la zona del memorial de la paz en unos 10 minutos.


Centro de Hiroshima

Bajamos del tranvía y nos encontramos frente al edificio denominado Cúpula de la bomba o Gembaku domo. 

Se trata del único edificio que quedó en pie cerca del hipocentro de la explosión de la bomba atómica el 6 de agosto de 1.945. Ese día a las 08:15h el bombardero B29 llamado Enola Gay lanzó la primera bomba atómica en ser utilizada para un ataque contra un país enemigo. La bomba de uranio de 16 kilotones explotó a unos 600 metros de altura y mató a más de 140.000 personas.


Cúpula de la bomba

La explosión de little boy se produjo a escasos 150 metros del edificio , y este ha sido preservado exactamente como se encontraba después del bombardeo. 

Hoy sirve como un monumento conmemorativo de la devastación nuclear y un símbolo de esperanza en la paz mundial y la eliminación de todas las armas nucleares.
El edificio se inauguró en el año 1.915 para ser utilizado como sede de la Exposición Comercial de la Prefectura de Hiroshima.

Panel informativo


Lápida conmemorativa

Es realmente impactante ver el edificio con todas sus vigas literalmente fundidas por la brutal explosión de la bomba atómica, y solo con esta pequeña muestra, podemos hacernos una idea de la gran devastación que originó la bomba.



Cúpula de la bomba


Escombros del edificio


Detalles del edificio


Cúpula de la bomba


Antes y después del edificio


A escasos metros podemos ver la Torre de la Memoria de los estudiantes movilizados, que recuerda a los estudiantes de todo Japón que acudieron a Hiroshima para ayudar a las victimas de la bomba. 
Muchos de ellos perecieron como consecuencia de la radiación.



Torre de la Memoria de los estudiantes movilizados


Recordatorio de los estudiantes movilizados


El día en Hiroshima era muy caluroso, y con la maleta a cuestas nos supuso un gran esfuerzo recorrer la zona del parque de la paz.

Cruzamos el río Motoyasu y llegamos frente a otro de los monumentos más impactantes, el Monumento a la Paz de los Niños.


Monumento a la Paz de los Niños

Allí se recuerda la triste historia de la pequeña Sadako Sasaki, que contaba con solo 2 años de edad cuando se produjo el bombardeo nuclear sobre Hiroshima. 

Unos 10 años después le diagnosticaron una leucemia aguda provocada por la exposición a la radiación de la bomba.
Su compañera de habitación en el hospital le contó la leyenda japonesa que promete que cualquiera que pliegue mil grullas de origami se le concederá cualquier deseo. 
Sadako comenzó a plegar grullas de papel en el hospital buscando su curación, hasta que desgraciadamente falleció.
Llegó a completar 644 grullas. 
Sus compañeros de clase en homenaje a Sadako completaron la cifra hasta las 1.000 grullas.
El monumento se completó en 1.958 y representa una figura de bronce de Sadako sosteniendo una enorme grulla de origami.
En la base hay una campana con forma de grulla que se puede tocar.

Su construcción sirve para recordar a todos los niños que murieron a causa de la bomba atómica, y tiene grabado el siguiente mensaje:
"Éste es nuestro grito. Ésta es nuestra oración. Para construir la paz en el mundo."

En la parte posterior del monumento hay unas vitrinas que guardan miles de grullas de papel procedentes de todas las partes del mundo, todas con mensajes de paz.



Detalle de la estatua


Grullas de papel


Detalle del monumento y la campana


Grullas de la paz


Cruzamos la calle y nos situamos frente a la llama de la paz que se colocó ahí en 1.964 y que se obtuvo de una llama ocasionada por la explosión de la bomba. 
Esta llama permanecerá encendida hasta que todas las bombas nucleares de nuestro planeta hayan sido destruidas.

En cada ocasión que un arma nuclear se utiliza en el mundo, el alcalde de Hiroshima envía una carta al país responsable para pedirle que cese de su actividad bélico-nuclear. Para ello pone de ejemplo el terror y la destrucción que ese tipo de armas provocó en la ciudad de Hiroshima.

Tras la llama está el estanque de la paz y el cenotafio conmemorativo.


Vista general del parque de la paz

El cenotafio es una estructura de piedra que contiene los nombres de todas las personas que murieron a causa de la bomba, independientemente de su nacionalidad.

Los nombres se van añadiendo cuando alguien relacionado con alguno de los muertos lo solicita. 

En 2.001, el registro de nombres contenía 77 volúmenes y un total de 221.893 nombres.

En la piedra podemos leer: “descansad en paz, pues el error jamás se repetirá”.

Alineado perfectamente se encuentra el cenotafio, la llama y la cúpula de la bomba.


Cenotafio de Hiroshima


Cenotafio de Hiroshima


Cenotafio de Hiroshima


Llama de la paz


Esperamos unos minutos de cola para poder presentar nuestros respetos ante los miles de fallecidos por aquel terrible ataque.

Frente al cenotafio se encuentra el museo Conmemorativo de la Paz. 
Desgraciadamente al llevar las maletas no pudimos entrar al museo, así que dimos por concluida la visita al parque de la paz de Hiroshima.

Es una visita sobrecogedora y totalmente recomendable.

Museo conmemorativo de la paz


Por fin de vuelta a la estación de Hiroshima tomamos el tren con dirección a Miyajimaguchi Station.

Frente a la estación de Hiroshima había una curiosa fuente con forma de hongo nuclear. 

No se si será esa la intención del escultor o es que ya estábamos sugestionados por la visita.
Fuente con forma de hongo nuclear frente a la estación


Estación de Hiroshima


Estación de Miyajimaguchi


Una vez en Miyajimaguchi, recorrimos los 200 metros que separan la estación del tren del muelle desde donde sale el ferry con destino a la isla de Miyajima. 
En esos 200 metros está el cruce más absurdo de Japón, ya que obligan a todos los transeúntes, muchos de ellos con maletas, a utilizar un paso subterraneo para cruzar una pequeña calle sin apenas tráfico. Eso obliga a esperar 2 ascensores, o bajar y subir una empinada escalera.

Llegamos por fin al muelle y subimos al ferry. El trayecto está incluido en el JR pass, por lo que no nos supuso un gasto extra.

Miyajima desde el ferry


Llegando a Miyajima


Santuario Itsukushima


Gran torii flotante


En unos 15 minutos llegamos al muelle de la isla de Miyajima. durante el camino pudimos disfrutar de unas vistas espectaculares de la isla y el famoso torii flotante con el Santuario Itsukushima al fondo.

Miyajima es uno de los destinos turísticos más famosos de Japón. Suele estar lleno de turistas tanto japoneses como extranjeros.
Miyajima ha sido considerado un lugar sagrado por la mayor parte de la historia japonesa.
desde que en el año 593 se fundó el santuario Itsukushima, por Saeki Kuramoto.

En los años transcurridos desde entonces, templos budistas y sintoístas se han establecido la isla.

En el pasado, a las mujeres no se les permitía visitar la isla y los ancianos fueron enviados a morir a otros lugares, a fin de que la pureza ritual del lugar no fuera echada a perder, de hecho, el nombre real de la isla es Itsukushima (Itsukushima), y Miyajima es sólo un apodo popular que significa “Isla Santuario”.

Sorprende al llegar a la terminal del ferry de Miyajima, que en ese lugar también encontramos a nuestros amigos los ciervos sica merodeando a los turistas.

La población de Miyajima básicamente se extiende a través del bonito paseo marítimo que une el muelle del ferry y el Santuario Itsukushima. En esa zona únicamente nos encontramos con hoteles, restaurantes y tiendas de souvenirs.

Hicimos el check in en el Sakuraya ryokan. 

Esta fue nuestra primera experiencia en un hotel tradicional japonés, también llamado ryokan. 
La diferencia fundamental con los hoteles occidentales es que el suelo es de tatami y se duerme en futones sobre ese tatami.

Sakuraya ryokan


Calles de Miyajima


Nos instalamos en la habitación y salimos a pasear por Miyajima.


Ciervo de Miyajima atacando a pobre niña indefensa


Calle de Miyajima


Lo primero que llama la atención es el gran torii que se encuentra ubicado en el mar.

Tuvimos suerte porque la marea estaba lo suficientemente alta para que el gran torii estuviera dentro de la zona inundada. 
Este gran pórtico bermellón descansa sobre el lecho marino fue reconstruido en madera de alcanfor en 1.875, alcanza una altura de 16 m, y la circunferencia de los pilares es de 9,9m.
La vista del torii es una de las más famosas de Japón, por lo que hicimos una buena sesión fotográfica en esa zona.

Gran torii flotante


El torii sirve como puerta de entrada del Santuario Itsukushima. Este santuario es la visita principal de Miyajima y su entrada cuesta 500Y.
Como ya he comentado, se fundó en el año 593 y está dedicado al culto sintoista.

El santuario está situado sobre pilotes, y es posible acceder directamente desde el mar para no mancillar la tierra sagrada de la isla de Miyajima.
Recorrimos todas las estancias del santuario, pudiendo disfrutar de una espectacular vista del torii frente a nosotros.

El establo sagrado


Entrada al Santuario Itsukushima


Santuario Itsukushima


Santuario Itsukushima


Santuario Itsukushima


Gran torii flotante


Gran torii flotante


Barriles de sake


Puente del Santuario Itsukushima


Santuario Itsukushima


Santuario Itsukushima


La visita es altamente recomendable y es posible acceder a una pequeña playa que nos proporciona una de las mejores vistas del torii y del propio santuario.

Torii de entrada al santuario desde tierra



Santuario Itsukushima y torii flotante



De vuelta al paseo marítimo vimos la paleta de arroz más grande del mundo con 7,7 metros de largo y 2,5 toneladas de peso.

Paleta de arroz más grande del mundo



Decidimos entonces hacer la otra excursión posible en MIyajima, que es la subida al monte Misen de 580 metros de altura.

Calle de Miyajima

Obviamente nuestras ya maltrechas piernas nos pedían a gritos no subir andando, así que por una vez les hicimos caso y subimos en un teleférico o rope way tal y como indicaban los letreros.


Subida al monte Misen



Subida al monte Misen


Templo en la subida al monte Misen


Estanque en la subida al monte Misen


Pequeña cascada


Llegando al teleférico


Salimos de la zona urbanizada por un sendero que se adentra en el bosque. Según los carteles el teleférico estaba a 1.200 metros, pero la verdad es que para estar a esa distancia se nos hizo bastante largo. 
No quiero ni imaginarme lo que sería subir andando hasta la cumbre. 
Cuando ya creíamos que los carteles nos estaban tomando el pelo, por fin llegamos al rope way.

Pagamos 1.000Y y subimos en la cabina que nos estaba esperando. A esas horas ya no había nadie, ya que en 1 hora cerraba al público. Nos planteamos subir en teleférico y bajar andando, pero viendo que se nos iba a hacer de noche en el descenso, preferimos bajar también en el rope way 

Teleférico del monte Misen

Subimos el primer tramo, que se realiza en una cabina más bien pequeña.con bastante frecuencia. 

La vista desde allí surcando el bosque de Miyajima es simplemente espectacular.


Teleférico del monte Misen



Teleférico del monte Misen



Teleférico del monte Misen


Llegamos a la estación intermedia y allí esperamos el siguiente teleférico que nos llevaría a la cima.
Este es una cabina más grande que al igual que el del Teide circula solo ida y vuelta.

Segundo teleférico del monte Misen



Segundo teleférico del monte Misen



Tras unos 15 minutos llegamos a la estación final del Monte Misen.

Junto a nosotros iba un grupo de catalanes, así que pudimos conversar con gente en español, lo que se agradece al estar a tanta distancia de España.

En la cima hay un par de miradores que nos presentan una vista absolutamente espectacular. Allí pudimos ver como esa zona tiene multitud de islas diseminadas, colocadas como si alguien hubiera decidido su ubicación.

Vista desde el monte Misen



Vista desde el monte Misen



Vista desde el monte Misen



Vista desde el monte Misen



Vista desde el monte Misen



Estación del teleférico del monte Misen

Estuvimos un rato maravillados con el paisaje y llegamos de nuevo a la estación para coger la última cabina que bajaba a la base del monte.


Bajada en el teleférico



Santuario Itsukushima



Gran torii al atardecer



Santuario Itsukushima



Barco pasando bajo el gran torii



Una vez de nuevo en la zona del paseo marítimo decidimos ir un rato al hotel para descansar un poco, porque había sido un día bastante intenso.

Para cenar nos dieron en el hotel un plano con los restaurantes de la isla. Hicimos una pequeña selección y elegimos uno donde podíamos volver a comer okonomiyaki que además es típico de esta zona.

Salimos del hotel sobre las 20:00h y de repente Miyajima se había convertido en una isla desierta. Había más ciervos que personas por la calle. Además absolutamente todos los comercios estaban cerrados, y solo quedaban 4 restaurantes abiertos.


Gran torii iluminado


Gran torii iluminado


A duras penas conseguimos encontrar el de okonomiyaki, y al entrar vimos que estaba lleno de españoles y argentinos.

Pedimos el okonomiyaki especial y disfrutamos de su elaboración. La verdad es que estaba buenísimo, y gracias a su contundencia salimos más que satisfechos.

Okonomiyaki en elaboración


La maestra del okonomiyaki


Okonomiyaki listo para comer


De vualta al hotel vimos que había bastante gente paseando con su yukata puesta, así que para no ser menos fuimos al hotel y nos pusimos los yukatas que nos habían dejado allí para ser usados.

El paseo fue agradable salvo por la ligera lluvia que se había instalado sobre Miyajima.

Nos hicimos unas cuantas fotos con el torii iluminado y nos recogimos de vuelta al hotel para descansar.


DÍA 11

Este fue uno de los días más debatidos en la previa del viaje, ya que esa noche íbamos a pernoctar en la zona de Hakone. 
Para ello había que atravesar gran parte de territorio japonés exprimiendo nuestro JR pass en la gran red ferroviaria del país nipón.

En total el recorrido en tren de ese día era de 750 km y unas 7 horas de duración

Lo primero que hicimos fue abandonar el Sakuraya ryokan y coger el ferry que nos lleva de nuevo a Miyajimaguchi Station, y posteriormente tren a Hiroshima. 
Allí cogimos el tren bala para este primer recorrido de 300 km hasta Himeji.


Nos despedimos del torii


Estación Miyajimaguchi


Y es que no todo iba a ser traslado ese día, pretendíamos visitar una de las joyas de la arquitectura japonesa: el Castillo de Himeji

Llegamos en unas 2 horas a la estación de Himeji, y se nos planteó el mismo problema que en Hiroshima, que hacer con las maletas.
Después de indagar bastante encontramos una amplia sala que afortunadamente tenía 3 taquillas grandes donde pudimos dejar las maletas.

Taquillas en la estación de Himeji


Salimos de la estación y lo primero que hicimos fue una parada para desayunar en una cafetería estilo starbucks, ya que en Miyajima no había nada abierto cuando salimos.


Welcome to Himeji!!


Estación de Himeji


Calle principal de Himeji

Tras un buen desayuno, caminamos una larga avenida que desembocaba en la puerta del imponente castillo de Himeji.

Este castillo data de 1.609, y está generalmente considerado como el más bello de los castillos de Japón Es uno de los pocos que ha escapado a los estragos de guerras, terremotos e incendios.

Ha estado cerrado por restauración desde el año 2.009 y fue abierto al público esta primavera, por lo que actualmente es una de las atracciones de moda en Japón.


Puente de acceso al castillo


Castillo de Himeji


Castillo de Himeji

Pagamos los 600Y de la entrada y accedimos al recinto del castillo. 

Desafortunadamente el día no acompañaba. La lluvia arreciaba sobre Himeji, así que en las zonas descubiertas había que estar resguardados bajo el paraguas.

Entrada al Castillo de Himeji


Castillo de Himeji


Como curiosidad, a la entrada de la torre principal del castillo había 3 operarios cuya misión era:
- 1 proporcionaba bolsas de plástico para los paraguas
- 1 proporcionaba bolsas de plástico para el calzado de los visitantes
- 1 recogía las bolsas de plástico que entregaban los visitantes, las limpiaba, alisaba y depositaba en los montones de sus compañeros.
No me extraña que no haya paro en Japón...

Operaria de las bolsas de plástico


El interior del castillo no tiene nada que ver con el de Osaka. 
El de Himeji no es una sala de exposiciones con ascensor, allí hay que subir con una empinada escalera y caminar descalzo por su suelo de madera.

La visita nos lleva por varias estancias que desgraciadamente están totalmente vacías. 
Es una pena, porque con unas cuantas armaduras o armas la visita mejoraría muchísimo.

Vista desde el Castillo de Himeji


Maqueta de Himeji


Seguimos la ruta


Interior del Castillo de Himeji


Llegamos a la zona superior y desde allí teníamos una visión de 360º de toda la ciudad de Himeji.


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Calle principal de Himeji


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Templo dentro del castillo


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Vista desde lo alto del Castillo de Himeji


Interior del Castillo de Himeji


Comenzamos la bajada y dejamos nuestras bolsas de plástico a la operaria encargada de su limpieza y alisamiento.


Castillo de Himeji


Castillo de Himeji


Acceso al Castillo de Himeji


Campo frente al Castillo de Himeji


Tienda de recuerdos


De vuelta al centro de Himeji compramos unas cuantas cosas en una tienda de recuerdos y recogimos las maletas de la consigna para retomar nuestro viaje.

Tras los últimos viajes que hicimos en el shinkansen, decidimos que para no ir de pie íbamos a reservar nuestros asientos. 
Reservarlo es gratis con el JR pass, el problema es que muchas veces hay una gran cola para realizar la reserva y se opta por no hacerlo.

Llegó nuestro shinkansen y realizamos una parada tras 2h30m en la estación de Shizuoka. 
Para desde allí coger otro tren bala hasta Odawara. Aprovechamos en la estación de Shizuoka a comprar unos bentos, que son unas cajas con varios tipos de comida muy popular entre los japoneses.

Llegamos a Odawara, tras casi 600km recorridos desde Himeji, y allí buscamos las oficinas de Odokyu para comprar el Hakone free pass de 48h por 4.000Y. 
El Hakone free pass nos permite utilizar todos los transportes de la zona de Hakone.

Pero ahi no terminaba nuestra odisea de transporte. En Odawara estrenamos el Hakone free pass y cogimos la Hakonetozan line hasta Hakoneyumoto station, y de ahí cogimos un tren que recorría la montaña hasta la localidad de Gora. 
Este tren estaba hermanado con otro similar en Suiza y parecía que nos transportaba por los alpes suizos .

Por fin a las 7 de la tarde cogíamos un funicular que nos dejaba en Nakagora station junto a la puerta de nuestro hotel Hakone Gora Onsen Karakara. 
La verdad es que el día fue una auténtica odisea, pero por fin estábamos en nuestra comodísima habitación a los mismos pies del monte Fuji.


Habitación de Hakone


Al hacer check in nos indicaron que el funicular que habíamos cogido era el último del día, así que el hotel permanecía incomunicado por transporte público desde las 7 de la tarde a las 6 de la mañana.

Por ese motivo no nos quedó más remedio que cenar en el hotel y aprovechar para disfrutar de un reparador baño en el onsen. 
El onsen es un baño público en el que están separados hombres y mujeres y en el que se disfruta de una piscina de agua muy caliente, habitualmente se trata de aguas termales. 
En el caso de nuestro hotel había una piscina interior y otra exterior, siendo una experiencia relajante permanecer un tiempo allí.

Dimos un breve paseo por los alrededores del hotel y decidimos irnos a descansar porque había sido un largo día de traslados.

Calle cerca del hotel


Calle cerca del hotel


Calle cerca del hotel


DIA 12

Comenzaba nuestro último día dedicado íntegramente a visitas. 
Es increíble como se pasan los días de rápido cuando se están visitando este espectacular país.

Estos últimos días no tuvimos mucha suerte con la climatología, y de nuevo amaneció un día lluvioso.

El día lo íbamos a dedicar a realizar una ruta por los alrededores del monte Fuji y exprimir nuestro Hakone free pass al máximo.

Desayunamos en el hotel y nos dirigimos a Nakagora station para coger el funicular.


Hotel Hakone Gora Onsen Karakara

Este cable-car como lo llamaban allí nos iba a dejar en la estación de Sounzan. 


Como ya sabíamos antes de salir, tuvimos que cancelar una de las visitas porque la zona de Okawudani estaba cerrada al público por peligro de erupción volcánica.
Fue una pena, porque no quedamos sin visitar este paraje volcánico y probar los huevos negros que venden en esa zona.

Funicular


Funicular


Vías del funicular hacia Gora


Debido al riesgo de erupción, no funcionaba el Hakone Ropeway que conecta Sounzan con el lago Ashi, así que tuvimos que tomar unos autobuses lanzadera que hacían un recorrido alternativo hasta la estación de Togendai.


Hakone ropeway


Como digo el día era lluvioso y oscuro, pero pudimos disfrutar en este camino de los espectaculares bosques que se ubican en esa zona de Japón.

Tras unos 15 minutos de recorrido, llegamos a Togendai, donde se pueden realizar cruceros por el lago Ashi

Allí nos encontramos con otro grupo de españoles, que la verdad es que eran bastante pesados y cargantes, así que intentamos cruzarnos con ellos lo menos posible.

Esperamos en Togendai que llegara el siguiente barco que recorre el lago Ashi. 
En unos 10 minutos apareció una especie de barco pirata que nos llevaría sobre las aguas de este precioso lago de montaña hasta el puerto de Hakone-machi.

Nos subimos como buenos corsarios al llamado Hakone Sightseeing Boat.y comenzamos el recorrido por el lago Ashi. 
Este lago se formó en una antigua caldera volcánica, y es muy famoso por sus vistas panorámicas del monte Fuji.

El recorrido en barco pirata dura unos 30 minutos, y se pueden obtener unas fotos magnificas.



Barco pirata



Desgraciadamente como he comentado antes el tiempo no acompañaba, y durante el recorrido estar en cubierta era una verdadera odisea de viendo, lluvia y frío.


Recorrido por el lago Ashi



Recorrido por el lago Ashi


Recorrido por el lago Ashi


Recorrido por el lago Ashi


Recorrido por el lago Ashi


Recorrido por el lago Ashi


Interior del barco


"Capitán" del barco


"Vigía" del barco


Durante el recorrido pudimos ver varios templos en la orilla con toriis dentro del lago al más puro estilo Miyajima.

Torii en el lago Ashi



Torii en el lago Ashi



Detalle del barco



Llegamos a Hakone-machi sin haber tenido la posibilidad de contemplar el monte Fuji. 
Este es un volcán sagrado para los japoneses, que con sus 3.776 metros es el más alto del país.


Otro barco pirata


Llegada a Hakone-machi


Nuestro barco


Llegados a Hakone-machi y nos tomamos algo caliente en una de las innumerables máquinas de vending de la zona.

Desde allí comenzamos un paseo que nos llevaría a Motohakone.

Para ese paseo adoptamos a una amiga de Shangai que estaba algo perdida y que viendo que íbamos a hacer ese camino, nos pidió si era posible acompañarnos.

Salimos de la terminal de Hakone-machi y en unos metros nos encontramos en el Check Point Hakone

Esta zona fue muy importante durante el periodo Edo, porque por ahí discurre el camino Tokaido que une Tokio y Kyoto. 

En Hakone se encontraba el punto de control más importante de todo el camino Tokaido. 
Gracias a este Check Point, los oficiales podían controlar el tráfico de la vía y cobrar los aranceles establecidos.
Desde el 2.007 se puede visitar toda la zona, con una reconstrucción casi idéntica de los edificios tal y como se encontraban en el periodo Edo.
Además hay un pequeño museo que tiene objetos relacionados con la vida que se llevaba en los edificios anexos al punto de control.

Check Point Hakone


Check Point Hakone


Check Point Hakone


Pasamos por el check point y dejamos a la derecha el mirador del antiguo palacio imperial. 
En un principio habíamos pensado subir al mirador, pero la intensa lluvia y la niebla nos hizo pensar que la vista iba a ser poco menos que nula. Por lo que desistimos de subir las empinadas escaleras que teníamos enfrente.

Camino Tokaido


Continuamos unos metros y cruzamos la calle para recorrer la avenida de los cedros.
Este es un paseo rodeado de antiguos cedros muy bonito. 
La pena es que el firme del camino es de tierra, por lo que había unos charcos considerables. 
Aprovechamos para parar en varias ocasiones y disfrutar de las vistas que nos regalaba el camino.

Avenida de los cedros



Avenida de los cedros


Avenida de los cedros


Avenida de los cedros


Avenida de los cedros


Avenida de los cedros


Avenida de los cedros


Llegamos a Moto-Hakone y nos despedimos de nuestra amiga china. 
Allí cogimos un autobús que nos llevó de nuevo a Gora. Si hubiera hecho buen tiempo, nuestro siguiente destino sería un balneario gigante que hay en esa zona, pero con la lluvia y el frio no era momento de ir. 


Estación camino de Gora

.


Tren camino de Gora


Recorrido del tren


Homenaje a los alpes suizos


Vistas las circunstancias decidimos volver a Gora y comer allí. 
Encontramos un restaurante donde el plato típico era el oyanodon. No lo habíamos probado hasta ahora, así que no podíamos dejar pasar la oportunidad.
El oyanodon se prepara cociendo a fuego lento pollo, huevo, cebolleta y otros ingredientes juntos en una salsa, sirviéndolos luego sobre un cuenco grande de arroz.
Estaba espectacular, y el restaurante era muy típico con 2 viejecitos que ejercían uno de cocinero y otro de camarero. 
Se esforzaron mucho en darnos todo tipo de indicaciones turísticas, y se despidieron de nosotros con una gran sonrisa.

Oyanodon


Debido al mal tiempo habíamos acelerado bastante el planning del día, por lo que decidimos sacar a pasear nuestra vena consumista y cogimos un autobús en Gora para ir al Gotemba Premium Outlets.
Se trata de un gigantesco outlet con más de 200 tiendas de todo tipo. Pasamos por Nike, Adidas, Abercrombie, Prada, Pepe Jeans... y al final compramos cositas en Levi's.

Gotemba Premium Outlets


Gotemba Premium Outlets


Gotemba Premium Outlets


R2-D2 Y C-3PO hechos de lego


Cenamos un par de hamburguesas de Mc Donald's y cogimos un autobús de vuelta a Gora.
Eran ya las 19:30 por lo que ya no pasaba el funicular que nos dejaba en el hotel, así que tuvimos que coger un taxi al lado del pequeño apeadero de Gora.

El recorrido en linea recta era de apenas 1 km en el funicular, pero en coche se daba bastante más vuelta, tardando más de 10 minutos en llegar a la puerta del hotel.

Tras un breve descanso en la habitación decidimos que era hora de utilizar algo que habíamos visto el día anterior. 
Junto al restaurante había una habitación con tatami y una mesa de ping pong en medio, así que nos dispusimos a organizar un apasionante partido.

Mesa de ping pong en el hotel

Jugamos más de una hora y nos trasladamos a la habitación para nuestro merecido descanso.

DIA 13

Desayunamos en nuestro hotel de Hakone y abandonamos la habitación.

Nos dirigimos a Gora, luego a Hakone-Yumoto, y de ahí a Odawara. 
Desde ahi ya dejamos de utilizar nuestro bien exprimido Hakone free pass y cogimos el Shinkansen hasta la estación de Tokio.

Bajando a Gora



Ese día lo íbamos a dedicar a compras en Tokio antes de ir hacia Nagoya.


Shinkansen


Una vez de vuelta en Tokio, conseguimos unas taquillas donde dejar las maletas y nos dirigimos a la Tokio Character Street.


Tokio Character street



Tienda de Hello kitty



Tienda de Tamagotchi



Esta es una de las varias calles subterráneas que discurren en el interior de esta gigantesca estación.

Allí hay numerosas tiendas temáticas, y pudimos comprar alguna cosilla interesante.

Desde la estación de Tokio fuimos a Nakano Station para ir al centro comercial Nakano Broadway.

Allí se pueden conseguir productos de todo tipo y condición. Es una especie de mercado con tiendas unas más pequeñas y otras más grandes que venden productos nuevos y de segunda mano.

Nakano Broadway



Nakano Broadway



Nuestro siguiente destino fue Shinjuku donde encontramos una enorme tienda de ropa deportiva. 
Allí cayeron unas cuantas camisetas y bufandas.


Shinjuku



Shinjuku



Estación de Tokio



De ahí volvimos a Akihabara para visitar de nuevo la tienda Mandarake. Además entramos en varias tiendas de juegos y de electrónica.


Promoción en Akihabara


Akihabara


Animate de Akihabara


Akihabara


Akihabara


Labi de Akihabara


Antes de abandonar definitivamente Tokio comimos en otra de las calles bajo la estación, en este caso en la Tokio Ramen Street. 
Allí nos comimos un buen cuenco de ramen para despedirnos de la capital de Japón.

Gundam cafe


Restaurante de ramen


Cogimos nuestro último Shinkansen para llegar en unas 2 horas a la estación central de Nagoya.


Shinkansen


Allí cogimos el metro hasta la estación de Osukannon, a unos 5 minutos andando de nuestro hotel.

Una vez hecho el check in nos dispusimos a dar un paseo por Nagoya.


Hotel de Nagoya


Nos dirigimos a la calle Sakura dori, llena de restaurantes y zonas de ocio. 
Desde allí pudimos ver la torre de tv de 180 metros.


Sala de pachinko


Tras ese paseo fuimos al shooters sports bar a cenar. Allí pudimos ver el partido Barcelona - Las Palmas.
Es curioso ver un partido de la liga española a tanta distancia de casa.


Shooters


Terminamos la cena de estilo americano y nos fuimos a descansar, ya que el día siguiente tocaba el viaje de vuelta.

DÍA 14

Con una gran pena abandonamos el hotel de Nagoya y nos encaminamos hacia el aeropuerto.

Llegamos con bastante tiempo de antelación. Devolvimos nuestro wifi, facturamos y gastamos los últimos yenes en unas botellas de sake y dulces japoneses.

Por delante 9h y 30m de vuelo hasta Helsinki. 

Y desde allí 4h hasta Madrid.

Tren del aeropuerto


Nuestro floreado avión


Aeropuerto de Helsinki


Con eso finalizaba esta espectacular aventura en tierras niponas.

Espero que os haya gustado y que sigáis compartiendo más viajes en el futuro.