viernes, 26 de octubre de 2012

Etapa 1 Viena

DIA 1


Después de muchos meses de preparativos, por fin llegó el día.

Comenzamos esta nueva aventura muy temprano, ya que nuestro vuelo de Lufthansa salía a las 7:40h., así que con los ojos aun medio cerrados, pero con las maletas cargadas de ilusiones, emprendimos camino hacia centroeuropa.


Nuestro destino inicial era Munich, y como buenos alemanes que son, aterrizamos a la hora prevista. Da gusto una compañía que te trata tan bien y te da de desayunar gratuitamente.


Como primera curiosidad al pisar tierras germanas, en la salida del aeropuerto no tienen ninguna valla o barandilla que separe la puerta con las personas que están esperando a alguien. Eso si, tienen una linea en el suelo frente a la puerta, y tras ella decenas de personas esperan pacientemente como si de una barrera humana se tratase, sin atravesar ni un centímetro de esa linea.


Teníamos reservado un coche de alquiler con la desconocida empresa Caro. 

Preguntamos en información, y nos dijeron que Caro no está con el resto de empresas de alquiler de coche, por lo que tendríamos que seguir las instrucciones que nos habían dicho en su correo para conseguir nuestro coche.

Después de preguntar varias veces, y de encontrarnos bastante perdidos, se nos acerca una chica y nos dice si teníamos un coche de alquiler de Caro. Al responder afirmativamente nos dijo que iba a llamar a un compañero para que trajera nuestro coche.


Tras unos minutos de espera, nos avisa que nuestro coche ya estaba allí. Llego el compañero con una carpeta y nos pusimos a rellenar papeles en mitad del parking, todo medio clandestino. Tras toda la burocracia por fin ya pudimos meter nuestras maletas en nuestro flamante Mercedes B180 CDI, y pusimos rumbo este hacia Viena.


Los primeros 200km fueron perfectos, buena carretera, poco tráfico, pequeños chubascos, pero al final todo se torció. 

De repente nos encontramos en un atasco bestial, tardamos más de hora y media en recorrer 50 km, y además los chubascos se habían convertido en una constante lluvia muy intensa.

Para colmo, cuando empezábamos a ir más rápido, el coche nos avisó que una de las ruedas perdía presión.

paramos en una gasolinera, y vimos que la rueda trasera izquierda estaba a 0 de presión. La hinchamos, y llamamos a la compañía para ver como solucionábamos el problema. 
Nos dieron varios números de teléfono, pero casualmente todos los operadores estaban ocupados. Así que como vimos que la rueda no se deshinchaba, decidimos continuar nuestro camino, ya que no hacíamos nada allí parados en medio de la nada en una gasolinera austriaca.

Llegamos a Viena pasadas las 17:00h, con más de dos horas de retraso de lo previsto.


Nos alojamos en el Arcotel Wimberger Wien. El hotel tenía justo enfrente una parada de metro y varias lineas de tranvía, por lo que en 10 minutos te plantabas en el centro de Viena. El hotel estaba muy bien, pero los empleados eran bastante desagradables.


Nos hicieron dejar 60€ en depósito por si consumíamos algo del minibar. 

Eso nos sentó bastante mal, ya que le dijimos que no íbamos a coger nada, y que si querían, que se llevaran todo. 
Pero insistieron que era obligatorio y nos lo cobraron.

Aparcamos el coche en la calle y no vimos ningún parquímetro en las cercanías, por lo que preguntamos en recepción si era gratuito aparcar en la calle, o si había que sacar algún ticket. 

Sorprendentemente nos dijeron que no sabían, pero que preguntáramos en un supermercado que había cerca. 
En el supermercado nos dijeron que había bonos por horas, pero que había que comprar mínimo 10 bonos, por lo que decidimos que nos salía mejor meter el coche al parking del hotel. 
Eso si cuando fuimos a por el coche ya teníamos en el parabrisas una multita del ayuntamiento, que obviamente nos negamos a pagar. 
La verdad es que eso me dio una malísima imagen de la ciudad, ya que si quieres tener estacionamiento regulado, pues pon a disposición de los usuarios la posibilidad de pagarlo. Eso si en la media hora que estuvo el coche aparcado, mientras que hacíamos el check in y buscábamos tickets en el súper, se dieron mucha prisa en poner la multa.

Por fin ya con todo solucionado, decidimos ir al centro a pesar de que se estaba haciendo de noche y que no paraba de llover.


Entrada a la estación de Burgasse Stadthalle

Nos bajamos en la parada de Stadtpark para ver el famoso parque de las estatuas. La estación del metro está justo en el centro del parque al aire libre, y a su lado discurre el rio Wien.



Río Wien

Stadtpark no es excesivamente grande en cuanto a superficie, pero tiene unos cuantos rincones imprescindibles. El más visitado, sin duda, es la estatua dorada de Johann Strauss.


 

Estatua de Strauss

El  parque tenía una luz especial, ya que estaba muy cerca de anochecer por completo, y caía una fina lluvia, por lo que se creaba una atmósfera única. Esto, unido a que no había prácticamente nadie en el parque, hizo que la visita fuera inolvidable.


Dentro del parque hay multitud de estatuas de personajes históricos de la ciudad de Viena, además hay también un par de restaurantes cerrados, y un lago con muchísimos patos.



Reloj de Stadtpark

Reloj de flores

Salimos del parque y comenzamos el paseo por el Ring. Esta es una calle circular que rodea el centro de Viena, y en el cual se encuentran la mayoría de los edificios y monumentos principales de la ciudad.



Ringstrasse

Toda la avenida está recorrida por tranvías, pudiendo realizar el círculo completo en los números 1 y 2.

En nuestro caso decidimos seguir andando, y lo primero que encontramos fue la Karlplatz. Esta es una de las plazas principales de la ciudad, con edificios de bancos importantes en su interior, y en uno de sus extremos alberga la Iglesia de San Carlos Borromeo, dentro de un pequeño parque. Esta iglesia fue construida para conmemorar la salvación de la ciudad de las epidemias de peste.


Iglesia de San Carlos Borromeo
Lógicamente a esas horas ya estaba todo cerrado, por lo que nos limitamos a verlo desde fuera.

De vuelta a la Karlplatz, en el extremo opuesto a la iglesia, nos encontramos con uno de los edificios más famosos y representativos de Viena: la ópera.


Ópera de Viena

El imponente edificio de la
staadsoper, preside la plaza, y destaca con elegancia el cometido para el que fue construido a mediados del s.XIX, ser el centro cultural de Austria.

Siguiendo nuestro camino por la ringstrasse, nos encontramos con la zona de los museos.

A nuestra izquierda aparecieron dos enormes edificios simétricos, que albergan el museo de historia del arte, y el museo de historia natural Desde el centro de la plaza central, parece que un edificio se está mirando en el espejo, y que el otro es el reflejo de este, ya que son idénticos.


Museo de ciencias naturales

Justo enfrente de los museos está la Äußeres Burgtor, que es la puerta que conduce al palacio de Hofburg.



Äußeres Burgtor
 
La idea inicial era ir a ver el Hofburg este día, pero tuvimos que aplazarlo por todos los retrasos anteriores. 


Parece que a los autriacos les precocupa su peso

Seguimos por el ring, y nos aparece la fachada neoclásica del parlamento austriaco. Su visita estaba prevista para el día siguiente. 


Parlamento austriaco

Más adelante apreciamos la imponente silueta neogótica del Rathaus. El ayuntamiento de Viena está dentro de un parquecillo llamado Rathauspark, y en su silueta recuerda un poco al edificio de correos del ayuntamiento de Madrid. La pena es que frente a su fachada principal había instalado un recinto de hípica, y las gradas tapaban parte del edificio. 

 
Ayuntamiento de Viena

De vuelta a la ringstrasse, pasamos junto a la universidad, y varios hoteles de lujo hasta que llegamos a la Iglesia Votiva. Esta iglesia del s XIX es de estilo neogótico, y está inspirada en la catedral de Colonia.



Volkstheater

Iglesia Votiva

Las torres de casi 100m de altura y la iluminación evocan una muy atractiva imagen, aunque llama la atención la sugerente modelo que cubre el andamio de la parte baja de la fachada. En esa parte terminamos nuestro recorrido por el ring, y decidimos adentrarnos por las callejuelas del centro de Viena.

Lo primero que nos encontramos fue la columna de la peste, erigida allí para conmemorar la salvación de la ciudad de las epidemias de peste.



Columna de la peste

Siguiendo las calles peatonales, nos encontramos con la Catedral de San Esteban. La Catedral está en una plaza bastante cerrada, que dificulta la cómoda admiración del templo. A mi me dio una sensación de oscuridad, a pesar de estar bien iluminada. La Catedral está situada en la Plaza de San Esteban, y se considera que es el centro de la capital austriaca.


Catedral de Viena

A pesar de que aun estaba en su horario de apertura al público, no pudimos entrar, ya que se estaba celebrando en su interior un concierto de música clásica.



Torre de la catedral

Con la sensación de haber completado una buena ruta, buscamos un sitio para cenar. Por esa zona hay numerosos kioskos de salchichas, pero no hacía el mejor día para cenar en la calle, ya que la lluvia seguía cayendo de forma intermitente.

Por lo que entramos en un restaurante típico austriaco cerca de la ópera.


Tras nuestra merecida cena, pasamos junto a la parte trasera del edificio de la ópera, Nos sorprendió ver allí a bastante gente de pie bajo la lluvia viendo en una pantalla gigante la obra de ballet Romeo y Julieta, que se estaba representando en ese momento en el interior de la ópera.

Como nosotros tendríamos nuestra ración de ópera al día siguiente, continuamos nuestro camino de vuelta al hotel en metro, ya que iba siendo hora de descansar, tras el largo día vivido.

Aquí concluye nuestro primer día en Viena.


DÍA 2

Amanecimos sobre las 8 tras un sueño reparador, y con las fuerzas al 100% para conocer la capital de Austria.

El planning previsto para el día era bastante completo, ya que teníamos que recuperar la visita al Hofburg, que estaba prevista para el día anterior, pero que por las circunstancias del viaje no pudimos hacer.


Nos encaminamos  a la parada de metro de Burggasse-Stadthalle, que estaba en frente del hotel, para ir al palacio de Schönbrunn. El metro de Viena funciona magnificamente, es rapidisimo y cómodo. 


 
Metro de Viena

En apenas 15 minutos ya estábamos en Schönbrunn. De camino compramos un desayuno absolutamente exquisito: unas berlinas, y un bollo con extracto de amapola que estaba buenísimo. El metro deja a unos 5 minutos a pie de la entrada al palacio de Schönbrunn. Entramos al recinto del palacio, y en zona derecha está la oficina de compra de tickets.



Palacio Schonbrunn

Nosotros compramos el Sisi ticket, que sirve para entrar al palacio de Schönbrunn y al de Hofburg, así como a un museo del mueble. Todo ello por 22,50€ cada uno.


Sisi ticket

Con nuestro flamante Sisi ticket en la mano nos dirigimos a la entrada principal del palacio.

El  Schönbrunn  era la residencia de verano de la Familia Real Austriaca, y su esplendor se remonta al reinado de la Emperatriz María Teresa de Austria.

El palacio tiene la fachada pintada con el característico color amarillo que empleaba la casa de los Habsburgo para sus edificios oficiales.

Una vez que se pasan los controles de seguridad, se nos ofrece la posibilidad de iniciar la visita al interior del  palacio, o bien salir a los jardines.


Gracias a que Viena había amanecido esa mañana con un sol espléndido, decidimos comenzar por los jardines.


Salimos al exterior y nos quedamos maravillados. Es impresionante la magnificencia que tiene. Se nos abre ante nosotros un enorme camino central de tierra con grandes zonas ajardinadas a los lados. Las zonas ajardinadas representan con flores vistosos dibujos.

A ambos lados del inmenso pasillo,  nos rodean muchos metros de zona arbolada, similar a un gran parque.
Justo enfrente de la fachada del palacio nos encontramos la glorieta, que es una parte elevada más de 60 metros sobre el suelo y convertida en un café. Desde allí se nos ofrece una vista privilegiada tanto del palacio, como de la ciudad de Viena.


El palacio desde la glorieta


La glorieta desde la entrada del palacio

A uno de los lados del jardín podemos encontrar un laberinto, y el zoo más antiguo del mundo.


Vista del jardín

Entrada al laberinto


Nos llamó la atención ver a gente mayor paseando, o incluso personas haciendo footing, como si se tratara de un parque normal, sabiendo que son los jardines de un palacio real.


El palacio desde cerca de la glorieta


Detalles del jardín

Flores del jardín


Después de hacernos unas fotos allí, y atravesando los numerosos grupos de japoneses que allí había, entramos al interior del palacio.

Antes de entrar nos dieron gratuitamente una audioguía en Español, con las que escuchábamos las explicaciones de cada una de las estancias  que íbamos visitando.


La visita se hace muy amena con las explicaciones, y no se hace nada larga. En las primeras habitaciones nos introducen un poco en el mundo de la familia real de los Habsburgo, centrándose sobre todo en la Emperatriz María Teresa y sus 17 hijos.

Vamos pasando por las distintas habitaciones, admirando el salon del tropno, la sala de audiencias, así como los apartamentos del emperador y de la emperatriz.

El interior es muy bonito, con muebles originales, y enormes cuadros que lo adornan. La pena es que como en el resto de palacios y castillos, está prohibido hacer fotos. Así que tomo prestadas algunas de internet.



Jardín trasero

Estufa de cerámica

Estancia del palacio


Salón de los emperadores


Salón de fiestas


Despacho del emperador



Salimos del Schönbrunn con un gran sabor de boca, ya que tanto jardines como interior nos gustaron mucho, y nos dirigimos de vueltas al centro de Viena.

En este caso nos bajamos en la parada Praterstern Bf, para visitar el famoso parque de atracciones del Prater. La entrada al recinto del parque es gratuita, únicamente se paga por subir a las atracciones.



Entrada al prater

Al ser las 12 de la mañana había poca gente, y prácticamente todo el mundo se dirigía al mismo sitio: la Wiener Riesenrad (Noria de Viena)

 
Noria de Viena

La noria fue construida en 1897 para celebrar el cincuenta aniversario del reinado del Emperador Francisco José, y mide 65 metros de altura. Caminamos al interior de la atracción y sacamos dos tickets para subir a 8€ por cabeza. Algo caro, pero merece la pena subir en un monumento tan histórico. A la entrada hay como una especie de museo formado por góndolas antiguas que contiene figurillas representando escenas de la vida vienesa de finales del s:XIX. 

 
Exposición del interior de la noria

Tras un par de minutos de espera nos subimos en una de las 15 góndolas de la noria. Antes de ello el encargado de poner en marcha y detener el mecanismo de movimiento de la noria, nos hizo amablemente un par de fotos junto a nuestra góndola.


Góndola nº 14

Dentro es bastante espaciosa, y caben unas 15 o 20 personas. En nuestro caso íbamos unos 10, aunque varios de ellos con bastante peso, lo que hacía que la góndola se moviera hacia el lado al que ellos se desplazaban.

La noria se mueve muy suavemente, hay veces que no sabes si está parada o sigue funcionando. Para unas 4  veces por vuelta, para que suba y baje gente, ya que solo utilizaban 5 góndolas. Otras estaban preparadas con mesas para dar comidas y cenas. 

 
Mesa preparada para la cena

Vista desde la noria

Parque de atracciones desde la noria

La vista desde arriba es muy bonita, ya que se ve toda la ciudad de Viena, son la imponente silueta de la catedral, el ayuntamiento y la Iglesia Votiva. 

 

Vista de Viena

Tarda entorno a 15 minutos en dar la vuelta completa. Merece la pena por las vistas, y por ser un monumento histórico, pero me parece excesivamente caro. Tras bajar de la noria dimos una vuelta por el parque, y nos sentamos a terminar nuestro magnifico desayuno. Nos despedimos del Prater, y cogimos el metro hasta la estación de Donaumarina. Esta estación está en alto, pegada a un puente que cruza el Danubio. Bajamos a la altura del río, y dimos un pequeño paseo por la orilla del que es uno de los ríos más importantes de Europa. 

Tras el paseo subimos de vuelta al metro y pudimos apreciar la magnifica
 vista que nos ofrecía el puente Praterbrücke.
 



El Danubio

Zona empresarial junto al Danubio

Que llega el metro

De vuelta al centro de la ciudad hicimos una nueva parada en la estación Stadion, para ver uno de esos templos futbolísticos que tendremos siempre en la memoria los aficionados españoles: el Ernst Happel Stadion.



Estadio Erns Happel

Este es el mayor estadio de Austria, con una capacidad de 53.000 espectadores. 



Fachada principal

En él disputa sus partidos la selección de Austria, y los partidos internacionales del Rapid de Viena y del Austria de Viena.
Se han disputado allí 6 finales de competiciones europeas, entre ellas 4 finales de la Copa de Europa. 
Pero sobretodo tiene un hueco especial en nuestra memoria porque allí el 29 de junio de 2008 España ganó la Eurocopa. Allí se disputó la final frente a Alemania, que se decantó a favor del equipo Español con el gol de Fernando Torres.
El estadio me recordó exteriormente al olímpico de Roma, con su fachada y su techo.
Rodeando el estadio hay balones de piedra de 1 metro de diámetro que le dan un ambiente muy futbolero.


Balones del parking

Lamentablemente no pudimos entrar, por lo que dimos la vuelta de rigor, y volvimos al metro.

Nos bajamos en la parada de Volkstheate para recuperar nuestra asignatura pendiente del día anterior: el palacio Hofburg.


Aparecimos en la superficie junto a los 2 museos, y atravesamos el ring hasta la Äußeres Burgtor.


 
Museo de historia del arte


Museo de historia natural


Äußeres Burgtor



Atravesamos la puerta y a la derecha nos encontramos con el edificio de la biblioteca nacional austriaca..
Se puede visitar por dentro, pero habríamos leído que no merece mucho la pena, por lo que continuamos de frente.

 
Biblioteca nacional austriaca


En los jardines que hay junto a la biblioteca estaban preparando unas carpas para un evento deportivo popular, por lo que era un poco complicado desplazarse por allí.

La entrada a la parte visitable del Hofburg está un poco escondida cuando se viene desde la Äußeres Burgtor. Pero al final siguiendo los carteles conseguimos llegar a la entrada del palacio y del museo Sisi.


 
Entrada al Hofburg

Entrada a los museos


Justo enfrente se encuentra la Escuela de Equitación Española, pero lamentablemente esos días no había espectáculo, por lo que no entramos.

Como llevábamos nuestro Sisi ticket, pasamos por la taquilla para que nos dieran nuestra entrada y unas audioguías en español.


La primera parte de la visita consiste en el museo de Plateria de la Corte o Silberkammer. En el museo se exponen lujosas cristalerías, objetos de plata y porcelana, utensilios de cocina y mantelerías procedentes de la cocina imperial. La cantidad de objetos de oro, plata y porcelana es abrumadora, destacando sobretodo los fastuosos centros de mesa con los que decoraban las comidas y cenas de la corte vienesa.



Museo de platería de la corte


Este museo lo pasamos algo rápido, porque teníamos poco tiempo, y queríamos centrarnos en el resto del palacio.

La siguiente parada fue el museo Sisi. Se trata de un recorrido por la vida de la Emperatriz Elisabeth, más conocida como Sisi, desde su nacimiento en Munich el año 1854, hasta su asesinato en Ginebra el año 1898.



Entrada al museo Sisi


El museo cuenta con  más de 300 objetos expuestos entre los que se incluyen sombrillas, abanicos, velos, cajas, guantes, sus recetas de belleza, retratos... Incluso está expuesta su máscara funeraria.


Máscara funeraria de Sisi

La visita comienza desde su más tierna infancia en las montañas de Baviera, incluso representándola con una muñeca subida en un columpio de flores.


Se prosigue con su enlace con el Emperador Francisco José I de Austria, lo que la convierte en Emperatriz. Estaba dotada de una gran belleza física, lo que cautivó al entonces joven Emperador.



Retrato de la emperatriz Elisabeth

Traje con el que Sisi abandonó Baviera

Invitación de la boda de Francisco José y Sisi

 

Se caracterizó por ser una persona rebelde, culta y demasiado avanzada para su tiempo. La Emperatriz se mantuvo alejada de la vida pública, y se dedicó gran parte de su vida a viajar.


En el museo podemos apreciar el interior del vagón imperial, y de la decoración que utilizaba en los camarotes de sus largas travesías en barco.

Hay una parte dedicada a las películas protagonizadas por Romy Scheneider, y a recortes de periódico sobre su vida.


Las joyas del museo sin duda son al reproducción de alguno de sus trajes, como el de la coronación como reina de Hungría, o el de su partida desde Munich a Viena. 

Sisi tenía una gran afinidad con el pais húngaro, y además de ser su reina, aprenció su idioma y favoreció todo lo que pudo sus intereses. Además se exponían diversas joyas originales y réplicas, donde destacan las estrellas de diamantes.


Retrato de Sisi

Estrellas de diamante que llevaba Sisi en la pintura superior

Traje de la coronación como Reina de Hungría

 

Por último hay una parte dedicada a su época más oscura, que comienza con el suicidio del príncipe Rodolfo, su único hijo varón. Eso la llevó a caer en una gran depresión y a vestir siempre de negro, siendo mucho más reservada e inaccesible.
De esta zona destaca una sala circular con un ambiente oscuro, con proyección de rayos, y en cuyo centro se encuentra un vestido de luto riguroso con joyería en negro que utilizó Sisi.

A Andrea le gustó mucho el museo, y escuchó la audioguía hasta la última palabra.


 A mi pareció interesante, pero creo que realmente es un personaje histórico más, que ha sido idealizado en las películas protagonizadas por Romy Scheneider.



Direccion apartamentos imperiales

Continuamos la visita por los Apartamentos Imperiales o Kaiserappartements.

Se recorren 18 estancias de lo que fue durante 600 años el lugar de residencia y trabajo de la familia real austriaca. Se recorren las dependencias oficiales y privadas de los Emperadores Francisco Jose y Elisabeth.


Pasamos por las salas donde los Emperadores recibían en audiencia al pueblo, así como los despachos privados del emperador. Todos decorados lujosamente, y con su mobiliario original.


Posteriormente pasamos a los apartamentos privados del Emperador, decorados de forma mucho más austera, y en el que predominan los cuadros y fotografías de su familia.



Despacho del Emperador

Escritorio de Francisco José

 

Separado de este pasamos a la zona de la Emperatriz Sisi. Solo era accesible para su marido a través de una doble puerta, y previo anuncio de su visita con un timbre situado en la puerta.
En sus aposentos privados Sisi tenía sobretodo fotos de sus hijos, y familiares Bávaros, así como de su poeta favorito Heine.

 
Tocador de Sisi

Habitación de Sisi
 
Anillas para realizar ejercicio de Sisi

Pudimos ver si dormitorio, con su tocador, donde pasaba más de 3 horas diarias peinando su larguísima melena. Pasamos por su zona de aseo, donde se conserva su bañera original, y donde nos explicaron que tardaba 3 días en lavar su cabello.


Bañera de Sisi


La ultima habitación es el salón principal donde daban sus banquetes más suntuosos. Allí había una mesa totalmente preparada para la realización de un banquete, tal y como era en la época de los emperadores.


Mesa preparada para el banquete de la corte


Salimos satisfechos por la visita, pero estuvimos de acuerdo que nos gustó más Schönbrunn que Hofburg.

Nuestra siguiente parada era el parlamento austriaco. Se realizan en su interior visitas guiadas tanto en español como en inglés.



Entrada al parlamento

Nosotros teníamos la intención de ir a la visita de las 16:00 horas, pero como todavía era un poco pronto, decidimos hacer un pequeño alto y tomarnos un refrigerio. Así que fuimos a uno de los numerosos kioscos de venta de comida y nos pedimos unos "perritos". Pero eso no se parecía mucho a lo que yo conocía como perrito caliente, ya que el pan y la salchicha superaban los 25 cm de longitud.
Así que nos sentamos tranquilamente en un banco de la Ringstrasse a dar buena cuenta de él.

Nos costó bastante acabar el super perrito, aunque el descanso nos sentó realmente bien.


El edificio del parlamento austriaco está realizado en estilo neoclásico, y en su fachada central se encuentra una estatua de la diosa Atenea.

Cerca de las 16:00h cruzamos la calle para comenzar nuestro tour. Pudimos dejar en consigna gratuitamente nuestras chaquetas y bolsas, para que no nos molestaran en la visita. La visita son 5€, y se realiza junto con un guía en inglés o en alemán.
A las 16:00 horas en punto apareció nuestra guía, que nos dio instrucciones precisas de como se iba a desarrollar la visita. Cruzamos el control de seguridad y nos encontramos en el atrio central del parlamento.
Se trata de un amplio espacio flanqueado por unas enormes columnas de mármol. Nos explicó nuestra guía que las columnas estaban realizadas en una única pieza, y que se transportaron desde la cantera en Salzburgo en carros, tardando varias semanas en realizar ese recorrido.
También nos señaló que 3 de ellas fueron seriamente dañadas por una bomba de la II Guerra Mundial, y tuvieron que ser sustituidas. Se aprecia perfectamente la diferente tonalidad del mármol  de esas tres columnas.


Atrio central del parlamento


Continuamos a la izquierda por un pasillo que nos lleva al hemiciclo del parlamento austriaco.
En esta sala semicircular se realizan los plenos del Nationalrat o Consejo Nacional.


Hemiciclo del parlamento austriaco

Este es el órgano legislativo principal de Austria, equivalente a nuestro congreso de los diputados.
Lo componen 183 miembros, elegidos por sufragio universal para un periodo de 4 años. Entre otras cosas, me llamó la atención que los principales partidos de izquierda y derecha están actualmente en coalición, lo que sería impensable en España. Además los miembros del gobierno se sientan de frente al resto de parlamentarios, y en los escaños no tienen ningún tipo de aparato electrónico. Las votaciones se realizan por alzamiento, levantándose de su asiento los que están a favor de la votación, y permaneciendo sentados los que votan en contra. Curiosamente si algún grupo parlamentario se quiere abstener, tiene que abandonar el hemiciclo antes de la votación.

Al otro lado del pasillo se encuentra una sala de menor tamaño, que es el Bundesrat.

Esta es la cámara de representación territorial, donde son los diferentes estados federales que forman el estado austriaco, los que eligen a sus 62 miembros. Sería el equivalente a nuestro Senado. En la parte superior se encuentran los escudos de los diferentes estados federales austriacos.


El bundesrat


Subimos unas escaleras y entramos en la mayor sala de todas las que componen el parlamento austriaco.
Se trata del Bundesversammlung, que es el lugar donde se reúnen ambas cámaras juntas (Nationalrat y Bundesrat)  Se reunen allí solo para las ocasiones especiales, como puede ser el nombramiento del presidente de la república, o la constitución del parlamento tras las elecciones.


Bundesversammlung

Bundesversammlung

Llama la atención el enorme techo acristalado, original del sXIX, realizado en cristal de Bohemia.


Cúpula del Bundesversammlung

Este hemiciclo se lleva usando desde el s.XIX, y pudimos ver fotos y vídeos de como era en aquella época.

La visita duró cerca de 45 minutos, y a mi personalmente me gustó mucho. Nuestra guía nos explicó todo de forma muy clara y se entendía perfectamente con nuestro nivel de inglés. En mi opinión este tipo de visitas son muy recomendables para conocer el funcionamiento político de países diferentes al nuestro, y se debería hacer también en el congreso de los diputados.


Camino de vuelta al hotel nos dimos cuenta que íbamos bien de tiempo, e hicimos una pequeña parada en la estación de Esterhazypark. En este pequeño parque del sexto distrito de Viena, se encuentra un Flakturm. 

Se trata de una enorme torre de defensa antiaérea, construida durante la II Guerra Mundial. 
Mide casi 50 metros de alto y sus muros tiene 2,5 metros de espesor en los laterales, y 3,5 metros en la parte superior. 


Torre de defensa antiaerea

Al ser construida para resistir fuertes bombardeos, hubiera sido muy costoso para la ciudad su total demolición, por lo que optaron por reutilizar su espacio. En este momento alberga en su interior la Casa del Mar, que es un acuario, y un moderno restaurante.

De vuelta al hotel, nos tomamos un merecido descanso y nos preparamos para acudir a la ópera.

Teníamos entradas para la ópera Elektra de Richard Strauss en la ópera de Viena.

Nos pusimos elegantes y nos dirigimos a la entrada principal del edificio de la ópera. Como era de esperar había muy poca gente de nuestra edad, predominando la gente de edad avanzada. Recogimos nuestras entradas compradas desde Madrid, y subimos hasta nuestra localidad.


La ópera por dentro está magníficamente decorada, con numerosos detalles por todos lados. El interior es sumamente grande, tiene capacidad para 2.284 espectadores, y la acústica es espectacular.



Interior de la ópera

La orquesta afinando los instrumentos antes de la función


Como curiosidad están las localidades de pie, que son una centena de localidades que no tienen asiento y que se venden unas pocas horas antes de comenzar la función.


Arriba a la derecha las localidades de pie

Cuando llegamos la orquesta estaba terminando de afinar sus instrumentos, y el público terminaba de encontrar su localidad. De repente las luces se bajan y empieza a sonar la orquesta de una manera que no había escuchado nunca. No soy un gran aficionado a este tipo de espectáculos, (de hecho es la segunda vez que voy a la ópera), pero es impresionante la atmósfera que crea la orquesta, y las voces de los tenores y sopranos. En el escenario aparece una enorme figura de una estatua de 20 metros de altura, y comienza la actuación. Afortunadamente enfrente de cada butaca tienen instalada una pequeña pantalla donde se pueden leer los diálogos y así enterarte del argumento. Eso si, solo estaba disponible en alemán e inglés.

Salimos bastante satisfechos, aunque se me hizo bastante más corto que en Verona.


Eran entorno a las 22:00h, y en ese momento comenzó la odisea de encontrar un sitio abierto para cenar.

Los kioskos de la calle seguían abiertos, pero comernos otro "perrito" ya era excesivo. Así que después de buscar infructuosamente por el centro, decidimos volver a la zona del hotel.
Preguntamos por allí en un par de sitios y todos tenían la cocina cerrada. En uno de ellos hasta nos alegramos de eso, ya que había un ambiente asqueroso de humo de tabaco, ya que en Austria todavía se puede fumar en los restaurantes.
Al final encontramos un restaurante italiano con muy buena pinta, y que tenía la cocina abierta.
La comida, el servicio y el precio, excelente, y encima con todo el restaurante para nosotros solos.

Satisfechos por el provechosos día nos retiramos a descansar, para afrontar el día siguiente en las mejores condiciones.