Aun con el cansancio del viaje anterior en el cuerpo, emprendimos ruta hacia el norte de la península.
Tenía ganas de conocer la zona norte de España porque es territorio inexplorado para mi, por lo que después de sopesar varias alternativas, decidimos hacer una noche en Burgos y dos en Bilbao.
LLegamos a Burgos sobre las 12 de la mañana, y buscamos nuestro hotel. Teníamos reserva en el Hotel Velada Burgos, situado a solo unos pasos de la catedral. El hotel está situado en una casa señorial del s XVII, muy bien decorado y con el comedor en un patio interior cubierto y acristalado.
Hotel velada Burgos
Nos dieron una habitación abuardillada del último piso que tenía un salón con sofá, dormitorio y baño. Incluso contábamos con 2 televisiones.
Tras dejar nuestras cosassalimos a buscar un sitio para comer, ya que el hambre empezaba a apretar.
Preguntamos por la zona de tapas en la recepción del hotel, y nos indicaron entre otras la calle San Lorenzo.
Entramos en 3 o 4 bares, y terminamos llenisimos. Las tapas muy buenas, en especial como no podía ser de otra forma, la morcilla de Burgos.
Con el estómago llego y tras descansar un poco, pusimos rumbo a la catedral de Burgos. Salimos del hotel por las estrechas calles peatonales hasta que se abre la plaza de San Fernando con la imponente catedral gótica de Santa María La Mayor de Burgos, a uno de sus costados.
Plaza de San Fernando
Centro de Burgos
Estatua de hombre ñeyendo
Bordeamos la catedral hasta la fachada proncipal, donde destacan las 2 imponentes torres que se elevan hasta los 79 metros de altura.
Fachada principal de la catedral de Burgos
Tras unas fotos, entramos en las oficinas de la oficina para comprar la entrada al templo. El precio es de 5€, y te dan un folleto explicativo de las diferentes capillas y estancias de la catedral.
Entramos por la puerta del Sarmental, y giramos a la derecha nos encontramos las primweras capillas que visitar (la visitación, la presentación, la de las reliquias...) Justo en esa zona había un numeroso grupo de escolares en visita que estaban armando bastante alboroto, por lo que hicimos un poco de tiempo para poder ver todo más tranquilamente.
Interior de la catedral
Rosetón
Tras un giro de la nave a la derecha pudimos ver parte de la catedral dedicada al culto, con el famoso papamoscas. Esa parte estaba cerrada al público en ese momento, por lo que tuvimos que conformarnos con esa vista.
Retablo de la zona de culto
Unos metros hacia la derecha se encuentra la famosa escalera dorada, que desemboca en la puerta de la coronería.
Escalera dorada
Justo enfrente llegamos al crucero de la catedral, donde se puede admirar el retablo mayor a un lado y el coro al otro. Justo en el punto medio del crucero, se encuentra la tumba de Don Rodrigo Díaz de Vivar; "El Cid Campeador" y su esposa Doña Jimena
Cúpula sobre el crucero
Detalle de la tumba del Cid Campeador
Coro de la catedral
Coro
Nos sentamos un momento a para poder admirar mejor el retablo, la cúpula, y toda esa zona, que tiene una atmósfera sorprendente.
Retablo del altar mayor
Poco a poco retomamos la visita. Pasamos por la girola decorada íntegramente por relieves, y justo enfrente se abre la que para mi gusto es la capilla más bonita de la catedral: "la capilla de los Condestables".
Es muy bonita la zona superior con unos decorados ventanales, que culminan en una gran bóveda de doble estrella.
Capilla de los condestables
Cúpula estrellada
Tras un par de capillas más llegamos a una zona donde estaba expuestos relicarios y cruces de oro y piedras preciosas que serían usadas en semana santa o en celegraciones especiales. Bajando unas escaleras llegamos al claustro bajo, que está presidido con un retrato del Cid.
Claustro bajo
Interior del claustro
Con esto llegábamos al final de la visita a la catedral.
Nuestra siguiente visita fue el castillo, por lo que nos dirigimos a la zona del hotel para empezar la ascensión. La primera parte se hace por la zona cercana a la antigua muralla, y nos vamos adentrando en una zona de árboles, en la que localizamos una escalera que nos llevó a la zona más alta.
Puerta bajo la nuralla
Muralla de Burgos
Castillo
Desde allí pudimos ver el castillo, y una mgnífica vista de la capital burgalesa, con la imponente catedral a nuestros pies. Tras una sesión de fotos emprendimos el descenso.
Burgos y la catedral a nustros pies
Esta vez decidimos bajar por unas escaleras que justo desembocaban en uno de los laterales de la catedral.
Lateral de la catedral
Bordeamos la catedral hasta pasar por debajo del arco de Santa María hasta llegar al puente del mismo nombre, que cruza el rio Arlanzón, hasta la plaza de Vega.
Arco de Santa María
Rio Arlanzón
Ahi se aprecia el contraste entre la zona centro de la ciudad con sus calles peatonales presidida por la catedral, y la zona más allá del rio mucho más moderna, con calles más anchas y edificios más modernos. Dimos un paseo por esa zona y decidimos volver a cruzar el rio. Continuamos por el bonito paseo del espolón, que recorre la orilla del rio hasta llegar a la magnífica estatua equestre del Cid campeador.
Estatua del Cid
Nuestra intención inicial era la de acercarnos al museo de la evolución de Atapuerca, pero el casancio se apoderó de nosotros y decidimos ir al hotel a darnos una buena ducha y descansar un poco.
Tras el reparador descanso pusimos rumbo a la catedral por la calle de la Paloma, y tras girar a la derecha junto a la tapia de la catedral entramos en El Morito. Había leido numerosas recomendaciones sobre él restaurante, y la verdad es que cumplió sobradamente nuestras espectativas. El local estaba totalmente abarrotado, la comida era magnífica y el precio muy bueno. Con el estómago lleno dimos un úñtimo paseo por la zona de la catedral y tomamos algo en un pub irlandes de la plaza del huerto del rey.
Tras eso de vuelta al hotel a dormir.
Con esto acababa nuestra visita a Burgos.
Siguiente parada Bilbao.
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