miércoles, 4 de julio de 2012

Día 4: Sttuthof y Malbork

Día 4: Sttuthof y Malbork

Nos despertamos como de costumbre, sobre las 9:00 h., ya que ese día teníamos programadas dos excursiones bastante largas.

Desayunamos y nos pusimos en ruta. Nuestra primera parada era el campo de concentración de Stutthof, a unos 50 km. de Gdansk.

Tardamos en torno a 1 hora en llegar, ya que las carreteras eran bastante peores que las que habíamos recorrido previamente. 


Carretera camino de Sttuthof

Llegamos al pequeño pueblo de Sztutowo, íntegramente adornado con banderitas, y enseguida vimos carteles que nos dirigían al museo de Stutthof.

Cruzamos unas pequeñas vías de tren (como muchas por allí, sin barreras) y entramos al recinto del campo.


Entrada al campo de concentración

Dejamos el coche en el parking (5 zl) y andamos hasta la puerta de acceso.
La entrada al campo es gratuita, pero nosotros cogimos una audio guía por 8 zl, eso si, en inglés.


Información para la visita

Mis compañeros de aventura me adjudicaron la audio guía, y yo les realizaba la traducción simultanea.

Stutthof fue el primer campo de concentración construido por los nazis fuera de Alemania. 

Se terminó en el año 1939, y se eligió la ubicación, por ser una zona muy aislada. Se estima que en el campo estuvieron internas unas 110.000 personas, de las cuales 85.000 fallecieron allí.
El campo original fue ampliado en 1943, hasta tener una superficie total de 1,2 km2
Fue el último campo en ser liberado por los aliados en el año 1945.

Su ubicación fue elegida por el aislamiento de esta región polaca.


Edificio de los oficiales


Cartel de la disposición del campo


Antes de la liberación del campo, este fue destruido casi en su totalidad para borrar las pruebas de lo acontecido allí. 
En la actualidad hay cierta parte del campo reconstruida, para servir de museo y homenaje a las víctimas.

La visita comienza junto al edificio de los oficiales alemanes. 

Un gran salón preside el edificio, que hoy está dedicado a ser una sala de exposición cinematográfica sobre el campo. No teníamos tiempo para películas, y menos en polaco, así que proseguimos.
 

Salón de los oficiales


Los primeros barracones se encuentran fuera de la zona delimitada por la alambrada, y eran utilizados como centro de admisión de internos. 
Uno de ellos contenía unas celdas donde los prisioneros esperaban su turno para ser interrogados y cacheados, antes de entrar en el propio campo. 
Impacta ver el potro de tortura, y celdas de aislamiento sin  ventana.


Barracones de admisión


Celda de admisión con ventana


Celda de admisión sin ventana


Cartel recreando las torturas


Potro de tortura


Al otro lado de lado se encontraba la cantina de los SS, y hay otra espeluznante exposición, ya que ahí han depositado miles y miles de restos de zapatos de internos.


Restos de zapatillas de internos


En el resto de barracas hay exposiciones fotográficas y artísticas (de dudoso gusto), sobre diversos temas relacionados con el campo.

Enfilamos entonces el camino de entrada al campo. 
Este se realizaba a través de la Death Gate (Puerta de la Muerte) llamada así porque cerca del 80% de los internos que la cruzaron murieron dentro del campo.


Cartel de la puerta de la muerte


La puerta de la muerte


De todos los barracones del campo hay únicamente dos reconstruidos. El resto están señalizados, en el suelo, junto con un cartel donde se indica cual era su utilidad.


Alambrada en el perímetro del campo


Ubicación de los barracones


Pasamos junto a lo que era la cocina, y el almacén de los trabajos forzados, y entramos en el barracón de la derecha. 

En este se hallaba una exposición fotográfica sobre la evolución del campo, desde su creación hasta su liberación. 

Se profundizaba en la relación de la Alemania nazi con la zona de Gdansk, o como se denominaba en aquel entonces: la ciudad libre de Danzig.

Hay documentación de la ocupación nazi, y de la rendición de la ciudad estado de Danzig, así como de la resistencia polaca en Sopot, Gdynia... 


Barrera de la resistencia polaca en Sopot


Impactante foto de un hombre al ser detenido en Gdansk, y en la parte inferior, el mismo hombre trabajando en el campo.


Maqueta del campo


Finalizada la visita a estos barracones, comenzamos por lado opuesto. Estos barracones eran los dedicados a las mujeres.

Comienza la visita con una exposición sobre los internos de Stutthof procedentes de fuera de Polonia. Hay diferentes paneles con fichas de internos procedentes de Reino Unido, Francia, Portugal, España...


Lugares de procedencia de los internos

Obviamente las que más nos llamaron la atención fueron las fichas de dos españoles que estuvieron en Stutthof, y en las que se detallaba todas sus características y procedencia.


Fichas de dos internos españoles


En la siguiente sala tenían expuestos trajes de internos, que nos recordaron a los de la novela - película "El niño del pijama de rayas" 


Trajes de internos

Más adelante tenían una representación de como dormían hacinados en el suelo sobre un jergón de paja. Nos explicaban en la audio guía, que las extremas temperaturas del invierno polaco, propiciaban que cada mañana siempre había algún interno fallecido entre sus compañeros.

Avanzamos y nos encontramos con las literas, que se instalaron con posterioridad en el campo, y que daban un toque de mayor dignidad a la vida de los internos.


Literas

Posteriormente entramos en lo que sería el comedor, con los platos y utensilios de la época. 


Utensilios de comida

La siguiente zona era la enfermería y el quirófano. 
Solo con ver las condiciones en las que se encontraban, no era difícil deducir, que los internos que acudieran a esas habitaciones tenían un futuro negro. En los carteles se indicaba que el único medicamento con el que contaban era el yodo, y que si realizaban alguna operación quirúrgica era sin anestesia.


La enfermería


El quirófano

La última estancia correspondía a la zona se aseo. 
Se disponían una serie de duchas circulares y unas letrinas que eran utilizadas por los internos.
 

Zona de aseo


Urinarios

Salimos del barracón y nos dirigimos a la parte del fondo del campo. Allí se levantan los dos edificios más macabros de Stutthof.

Por un lado está la cámara de gas, que es un pequeño edificio con un orificio en el suelo y otro en el techo. 
Introducían por uno de ellos Zyklon B, un cianurido que debido al contacto con la intensa humedad que emanaban los internos hacinados, liberaba grandes cantidades de ácido cianhídrico, que provocaba la asfixia de los internos.

 
La cámara de gas flanqueda por una cruz y una estrella de David


Interior de la cámara de gas

Justo enfrente se encontraba el edificio del crematorio, formado por tres grandes hornos que eliminaban los cuerpos de los internos fallecidos. 


Interior del crematorio

Se iniciaron las ejecuciones en masa cuando Stutthof fue incluido en la "Solución Final" en junio de 1944. 

Aparcado en una vía muerta, junto a estos edificios, hay unos vagones de tren, que según nos explicaron servían también de cámara de gas improvisada, cuando la otra no daba a basto con las ejecuciones. 


Vagones que se utilizaron como cámara de gas

En el camino de vuelta a la salida pasamos por el monumento en homenaje a las víctimas, y junto a lo que era la ampliación del campo.


Monumento de homenaje a las víctimas


Ampliación del campo



En el camino a la salida hay diferentes fotos del estado en que estaba el campo cuando lo abandonaron los nazis.


Estado del campo tras la liberación


Alambrada electrificada

Pagamos el parking, y volvimos al coche para emprender camino a Malbork. 

Tardamos unos 45 minutos en recorrer los 42 km de distancia entre el campo de Stutthof y Malbork. 

Afortunadamente la carretera es algo mejor que la anterior, y nos lleva directamente a orillas del río Nogat, con el majestuoso castillo teutónico en frente. 

Justo a nuestra llegada a Malbork el cielo comenzó a descargar un intenso aguacero, así que decidimos buscar un sitio para comer. 
Aparcamos en el parking del Mc Donald's, y recorrimos andando una de las calles principales de Malbork, hasta que encontramos el restaurante Grota Malbork. 
Allí comimos un plato típico polaco (una especie de empanadillas cocidas que estaban buenas) y una lasagna. 

Afortunadamente mientras comíamos paró de llover, por lo que teníamos vía libre y cielo despejado para comenzar la visita al castillo. 
Habíamos visto que existía una entrada al castillo por la zona del río, pero pensamos que por el otro lado también se podía entrar. 
Pues nos equivocábamos, después de 10 minutos no nos quedó más remedio que cruzar nuevamente el rió y dejar el coche en uno de los parking que rodean el puente de acceso al castillo. 

 
Castillo de Malbork

Río Nogat

Río Nogat
Cruzamos el río por el puente peatonal, que por cierto se balanceaba bastante, y buscamos las taquillas del castillo. 

La entrada nos costó 39zl por persona, e incluía la visita al castillo, y una audio guía en inglés. 

 
Exterior del castillo
Recogimos las audio guías en el stand correspondiente, y nos dispusimos a adentrarnos en esta enorme fortaleza teutónica. 

Justo a la entrada nos cruzamos con dos chicos españoles que nos advirtieron que nos esperaba una buena paliza de andar, pero que merecía mucho la pena. 


Entrada al castillo
El castillo de Malbor es el castillo más grande del mundo construido con ladrillo , es de estilo gótico báltico, y declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO. 
Fue fundado por la Orden de los Caballeros Teutónicos con el nombre de su patrona, la Virgen María.

Como la mayoría de los monumentos que hemos visto en este viaje, fue parcialmente destruido en la II Guerra Mundial, y posteriormente restaurado. 

La fortaleza se divide en tres partes:
- Castillo Alto
- Castillo Medio
- Palacio del Gran Maestro

Con la audio guía nos dieron un plano del castillo con los 50 puntos más importantes, por lo que siguiendo los números completaríamos la visita.

Comenzamos la visita por el patio del Castillo Medio. 


Patio del castillo medio

Patio del castillo medio

Allí nos encontramos un pequeño monumento, que homenajea el gran trabajo de restauración llevado a cabo en el castillo tras la II Guerra Mundial. 


Plaza homenaje a los restauradores
Tras él, se encuentran las figuras en bronce a tamaño real de cuatro de los grandes maestros de la orden teutónica que vivieron en el castillo. 


Grandes maestros teutones
Abandonamos el enorme patio por un puente situado sobre un foso, que comunica con el castillo alto.

 
Foso interior

Puerta al castillo alto

Puerta al castillo alto

Puerta al castillo medio desde el castillo alto
Lo primero que nos encontramos en el castillo alto es el patio, en cuyo centro hay un pequeño molino, coronado con una estatua de un pelícano, símbolo de los caballeros teutónicos. 


Molino en el patio del castillo alto

Estatua de un pelícano, símbolo de la orden teutónica

Patio del castillo alto
En este patio hay una fotografía del castillo en ruinas tras la II guerra Mundial 


Foto de las ruinas del castillo en 1945

Siguiendo los números, visitamos las diferentes dependencias del castillo. 



Torre del homenaje
Comenzamos por las celdas del castillo, pasamos por las cocinas con todos sus utensilios preparados.
 

Las celdas

La cocina

Indumentaria de la orden teutónica

Seguimos por los tres enormes dormitorios.decorados con esculturas y lienzos.


Dormitorio

Visitamos la enorme sala capitular, que es donde se discutían los asuntos de mayor importancia dentro del castillo.

 
Sala capitular

Pinturas de la sala capitular

Pasillo superior

Pasillo interior
Continuamos por los aposentos de las personalidades más importantes.de la orden, como eran el tesorero, el gran capitán, el gran hospitalario... 

 
Aposentos del tesorero

Aposentos del gran hospitalario

habitación del gran capitán

Vista desde el castillo alto

Patio que rodea al castillo

La siguiente estancia es la iglesia de la Virgen María. Esta es la iglesia más grande e importante del castillo, y fue construida en el s. XIV. Fue destruida casi por completo en la II Guerra Mundial, y solo ha sido restaurada su techumbre. A ambos lados de la iglesia hay fotografías antiguas de su estado original, y ciertos elementos que fueron rescatados entre la destrucción.

 
Puerta de la iglesia

Interior de la iglesia

Antiguo púlpito
Salimos de la iglesia y nos dirigimos al enorme refectorio, donde se disponían unas grandes mesas para que comiesen los inquilinos del castillo. 

 
Refectorio

Maqueta del castillo
Salimos del castillo alto y andes de volver por el puente del foso, giramos a la derecha para entrar en la camilla de Santa Ana, donde se encontraban tres lápidas de grandes maestros teutones.


Losas de grandes maestros teutones
Vimos el huerto del Gran Maestro, y justo al lado hay un gran molino.


Huerto del Gran Maestro

Molino

Vista del puente entre los dos castillos
Comenzamos entonces la visita al castillo medio. La sala más grande que nos encontramos es el gran refectorio, y justo al lado está la cocina, con una enorme chimenea. 

 
Cocina del castillo medio

El gran refectorio

En la parte baja hay una exposición de figuras de ámbar, con paneles informativos sobre la formación del ámbar y el procedimiento para su tallaje. 

 
ämbar con mosquito en su interior

Relicario de ámbar

Collares de ámbar
Subiendo unas escaleras nos encontramos una exposición de armas antiguas, que incluye armaduras, cañones, espadas, o armas más modernas como trabucos o bayonetas.  

 
Cañones y lanzas

Armadura de caballo

Armadura con penacho

Armas antoguas
El cansancio de tantas escaleras y estancias empezaba a pasar factura, pero teníamos que terminar de ver todas las estancias. El turno era para el palacio del Gran Maestro. Comenzamos con el despacho privado del Gran Maestro, donde hay escritorios con notas y correspondencia emitidas por la orden teutónica. Posteriormente entramos al salón de invierno, que tiene una decoración bastante austera. 

 
Salón de invierno
Cerca de este está el salón de verano, mucho más decorado y con muchas ventanas para que circule la luz solar.

 
Salón de verano
Finaliza la visita con el dormitorio y la capilla privada del Gran Maestro.


Dormitorio del gran maestro
Además bajamos a la bodega



Bodega
El recorrido completo lo finalizamos en cerca de 3 horas, y aunque acabamos bastante cansados, mereció mucho la pena el esfuerzo. Una visita altamente recomendable. Cruzamos de nuevo el puente y enfilamos el camino de vuelta a Gdansk.

 
Nos despedimos del castillo
La distancia son unos 65 km, y tardamos unos 45 minutos, ya que cogimos una autopista de peaje (3 zl). Eso si, como cosa curiosa, nos encontramos un tramo de unos 4 o 5 kilómetros de carretera de adoquín en medio de la carretera nacional. 

 
Carretera de adoquines
 
Al llegar a Gdansk nos encontramos un ambiente tremendo, y a media ciudad en la calle.
El motivo es que una hora después comenzaba el partido Polonia - Rusia. 
La rivalidad entre estos países viene de lejos, y si además añadimos que se juega en Polonia, pues hace que la ciudad esté volcada con el partido.

Nos pusimos nuestra camiseta azul de España y buscamos una terraza para ver el partido. 
Pasamos por la pequeña fan zone de Calrsberg, pero estaba ya a reventar, así que buscamos otro sitio, y lo encontramos cerca de allí en la pizzeria Krolewska. 
Mientras comenzaba el partido nos pedimos unas piwos, y Jose se hizo amigo de Ania la camarera, ya que chapurreaba algo de español. 
Empezaron las notas del himno polaco y todo el mundo se puso en pie a cantarlo. Nosotros no quisimos ser menos, y la verdad es que sentimos algo de envidia por tener letra en el himno.

El partido fue bastante soso, pero había bastante emoción, y la gente se levantaba al grito de Polska bialo czerwoni (Polonia blanca y roja). 

Marcó primero Rusia, pero al final acabó empatando Polonia. Con el 1-1 se desbordó la alegría por toda la ciudad, y miles de personas se acercaron a la calle Diuga a celebrarlo. 

La fuente de neptuno fue tomada por aficionados polacos, y como no, por españoles, hasta que la policía les invitó a bajarse y a seguir la fiesta en el centro de la plaza. 

Al grito de Polska bialo czerwoni, Blaszczykowski y del mejor jugador polaco Lewandowski. El ambiente impresionante, todo el mundo agachado pidiendo silencio, y poco a poco empezaban a cantar el Polska bialo czerwoni, hasta que se iban todos levantando y dando saltos acababan gritando su canción. 
 

Celebración de los polacos
Obviamente todos los españoles nos unimos a la fiesta hasta altas horas de la noche, que a eso de las 3:30 h se convirtió en día. 
Nos juntamos con un grupo de españoles en nuestro garito de piwos, y estuvimos con ellos hasta las 5 más o menos. Íbamos a entrar a una especie de discoteca, pero entre el cansancio, el calor que hacía dentro, y que parecía que eran las 10 de la mañana, decidimos retirarnos a descansar. 

Ese día si que echamos de menos las persianas...
Este es nuestro recorrido del día:



Ver mapa más grande

No hay comentarios:

Publicar un comentario