martes, 16 de febrero de 2016

ETAPA 3 KYOTO

DÍA 6

Los días pasaban volando, e tristemente ya teníamos que decir adiós a Tokio.

Nos levantamos pronto y tras desayunar abandonamos el hotel que había sido nuestra casa los últimos 5 días. 

Con las maletas a cuestas cogimos un shinkansen con dirección a Kyoto. 
La distancia entre ambas ciudades es de 460km, siendo recorridas en unas 2 horas por el tren bala.

No habíamos tenido tiempo de reservar plaza en el shinkansen, por lo que tuvimos que entrar en los vagones sin reserva. 
El problema es que era sábado, y comenzaba la silver week, por lo que la cola ya nos indicaba que no íbamos a tener sitio. 
Efectivamente llegó el shinkansen y nos tocó ir de pie hasta Shizuoka.

Llegamos a la espectacular estación de Kyoto y pudimos admirar el espectacular edificio, que tiene unos 70 metros de altura y 470 metros de largo.  Su estampa futurista ha recibido algunas críticas por parte de aquellos que consideran que rompe con la estética tradicional de Kyoto.

Al llevar las maletas decidimos que en vez de utilizar el metro o buscar un bus, lo mejor era coger nuestro primer taxi japones. 
La apariencia de los taxis era curiosisima. 
Por un lado los coches parecían modelos antiguos, aunque realmente no lo eran mucho. 
Las puertas de atrás se abrían y cerraban solas, y los asientos estaban cubiertos por pañitos de punto como los que ponen las abuelas encima de los muebles.

Llegamos a la zona de Mototanaka, que es donde teníamos alquilado un apartamento, a unos 25 minutos a pie del pabellón de plata. 
En ese momento nos ocurrió el único contrapié del viaje, que para estar en Japón a 10.000 km de casa, no fue especialmente grave.

Habíamos alquilado una habitación doble por Airbnb, ya que al tratarse de la silver week estaban todos los hoteles llenos desde hacía meses. 
El problema es que en Japón la mayoría de calles no tienen nombre, así que nos guiábamos por el puntito de google maps. Desgraciadamente ese puntito estaba en medio de un parking, así que nos volvimos un poco locos dando vueltas buscando el Rumah House. 

Afortunadamente a lo lejos vi un cartero en bicicleta y le abordé enseñándole la dirección. 
Después de dudar un poco me dijo que le acompañara y por fin nos ubicamos frente a la puerta de nuestro apartamento.

El siguiente percance fue que la puerta estaba cerrada a cal y canto, y el día antes los propietarios nos habían dicho que no iban a estar en casa, así que no sabíamos de que forma íbamos a entrar en la casa. tras deliberar bastante, llamar al timbre 20 veces, ver que el propietario no tenia whatsapp (¿¿quien no tiene whatsapp hoy en día??)  
Al final tuvimos que llamarle por teléfono a la nada despreciable cifra de 4€ minuto. Nos indicó que había un candado con una combinación que guardaba en su interior unas llaves de la puerta. Gracias a eso pudimos entrar en la casa e instalarnos en nuestra habitación.

Desgraciadamente perdimos más de 1 hora en toda la operación, lo que nos supuso no llegar a tiempo a la visita guiada que teníamos reservada en el palacio imperial.


Calle de Kyoto


Nuestro hogar en Kyoto


Las vías del tren pegadas al apartamento


Nuestro barrio


Calle de Kyoto

Así que ya más relajados cogimos el autobús 206 para hacer una visita a la Kyoto International Manga Anime Fair que se celebraba los días 19 y 20 de octubre.

La entrada es gratuita para extranjeros, simplemente presentando el pasaporte. 
Entramos un poco con la expectativa de ver miles de frikis por metro cuadrado disfrazados de todo tipo de personajes de animé, pero al final lo que realmente nos encontramos fueron decenas de stands de series que no nos sonaban de nada.

Kyoto International Manga Anime Fair


Entrada a la feria


Feria del manga y anime


Grupo cantando en la feria del manga

Dimos un paseo entre los stand y bajamos a un salón donde estaba actuando un nutrido grupo de adolescentes. 

Frente a ellos una multitud de chavales (y no tan chavales) "bailando" de forma realmente extraña.
Allí aprovechamos para comer unos onigiri, que es un un plato japonés que consiste en una bola de arroz rellena o mezclada con otros ingredientes. 
Suele tener forma triangular, y a veces está envuelta en una pequeña tira de alga nori. La verdad es que estaban muy buenos, y llenaban bastante.

Onigiris


Salimos del Kyomaf y cogimos la Tozai line de metro en Higashiyama Station hasta Nijojo-Mae Station. Nuestra idea era visitar el Castillo Nijo, pero estaba claro que ese no era nuestro día, ya que el último acceso era a las 16:00h, y nosotros llegábamos escasos 5 minutos más tarde.

Como ya no teníamos más visitas planificadas para ese día, decidimos pasear por Kyoto.

Nuestro primer destino fue el palacio imperial. No podíamos entrar, ya que se nos había pasado la hora que teníamos reservada, pero al menos podíamos verlo por fuera.

Este palacio fue, desde 1.331, la residencia oficial de los emperadores de Japón hasta la restauración Meiji. Las dimensiones son realmente imponentes, pero más destacar en altura, llama la atención la superficie construida.

Parque del palacio imperial


Habitante del parque


Entrada al palacio imperial


Entrada al palacio imperial


Lateral del palacio


Otra entrada al palacio


Zona del parque


Entrada al palacio imperial


Atardecer en Kyoto


Descansamos brevemente en uno de los bancos cercanos a una de las puertas de entrada, y viendo que comenzaba a anochecer, dirigimos nuestros pasos hacia la zona de Pontocho.

De camino pudimos ver la gran variedad de zonas que tiene una ciudad como Kyoto. Se pasa de una amplia zona de templos, a una ciudad más moderna, incluyendo  calles residenciales donde nos se ve a nadie paseando.


Templo sintoista


Antes de llegar a Pontocho, pasamos por la calle Teramachi, que es una larguísima calle comercial cubierta, con todo tipo de tiendas.

Calle teramachi


Calle teramachi


Peculiar tienda


Estatua de monje

Unos minutos después llegamos a la calle Kawaramachi, que es una de las principales arterias comerciales. En esa zona Kyoto se convierte en una ciudad moderna llena de gente.


Calle de Kyoto


Calle Kawaramachi


Justo antes de llegar al puente Shijo dori que cruza el río Kamo entramos en la zona de Pontocho. 
Este es un tradicional barrio de Kyoto donde podemos encontrar multitud de restaurantes de todo tipo. Junto a Gion, es la zona donde podemos ver geishas o maikos.

Calle de Pontocho


Ternera japonesa


Calle de Pontocho


Como el día había sido un poco caótico decidimos darnos un buen homenaje para cenar.
Entre las decenas de restaurantes que hay en esa estrecha calle elegimos uno que tenía un interesante menú degustación. 

El menú contenía platos de nigiri, maki, un salmón a la plancha exquisito, e incluía como plato estrella unos cortes de buey de Kobe. 
El buey de Kobe, también llamado Wagyu, es famoso en el mundo entero por ser una de las carnes con mejor sabor y textura.

Plato de buey de Kobe

De acuerdo con la creencia popular, los animales son alimentados con una cerveza diaria, masajeados con sake diariamente, cepillados y alimentados con forraje de cereal.

La verdad es que estaba exquisita, tenía una textura muy suave y un sabor sublime. Tan tierna que se podía partir con los palillos a pesar de estar hecha a la plancha.

Disfrutamos enormemente el menú degustación, y pusimos rumbo de vuelta al apartamento. 
En el restaurante nos trataron tan bien que el camarero nos acompañó a la puerta haciéndonos decenas de reverencias. Una gran experiencia.


Espectáculo junto al río


De vuelta al apartamento cogimos el autobús 26 y en 25 minutos estábamos allí descansando.

DIA 7

Tras el pequeño traspies del día anterior teníamos muchas ganas de conocer Kyoto. 
Nos levantamos con algo de sueño debido al sonido del tren que pasaba a escasos metros del cabecero de nuestra cama, pero eso hizo que nos pusiéramos rápidamente en marcha.

Desayunamos en un Lawson, que es un supermercado donde venden productos frescos y un café preparado bastante aguado.

Como era bastante pronto, decidimos ir caminando a nuestro primer destino: el Ginkaku-ji o Templo del Pabellón de Plata. 

Distaba unos 25 minutos a pie de nuestro apartamento, pero preferimos pasear por las calles de Kyoto, antes que ir en autobús. 

Ese día teníamos previsto visitar la zona este de la antigua capital nipona.

Camino al Ginkaki-ji


Río de Kyoto


Calle de Kyoto


Acceso al pabellón de plata


La calle de acceso es una pronunciada subida llena de tiendas a ambos lados. Muchas de ellas aun estaban colocando la mercancía cuando pasamos por allí.

Plano del recinto del Ginkaku-ji


Llegamos al Ginkaku-ji justo cuando abría sus puertas al público. 
Este es es un templo budista construido en 1.474 por el shōgun Ashikaga Yoshimasa, quien buscaba emular el Kinkaku-ji o Pabellón dorado, construido por su abuelo Ashikaga Yoshimitsu, pero lamentablemente no pudo recubrir el edificio con plata tal y como lo había planeado.


Pasillo de entrada al Ginkaku-ji


Prohibidos palos selfies y drones


Mojón de entrada al templo


El templo fue construido originalmente con la finalidad de servir como lugar de descanso y retiro del shōgun.

Jardín seco


El edificio principal no es especialmente llamativo, pero tiene unos jardines realmente espectaculares. 

El precio de la entrada es de 500Y, y se puede recorrer en una hora parando unas cuantas veces a hacer fotos.

Pabellón de plata


Lago frente al edificio principal


Pequeño templo sintoista


Pabellón de plata


Jardín seco


Pequeño estanque en los jardines


Cascada en los jardines


Estanque


Jardines del Ginkaku-ji


Vegetación de los jardines


Vista desde la zona más elevada


Torreta de vigilancia


Edificio principal del Ginkaku-ji


Edificio principal del Ginkaku-ji


Salimos del Ginkaku-ji y giramos a la derecha para comenzar a recorrer el camino de la filosofía.


Calle de Kyoto


Garaje improvisado


Paseo de Kyoto

Este es un camino de unos 2,5 km que discurre junto a un río rodeado de cerezos.


Se llama camino de la filosofía porque el filósofo Kitaro Nishida andaba por él para inspirarse y reflexionar, por la paz y calma que le transmitía.

Toda la zona es muy fotogénica, ya que los cerezos y los inmensos árboles de bambú le dan un toque muy bonito.


Camino de la filosofía


Camino de la filosofía


Plano del camino de la filosofía


Camino de la filosofía


Camino de la filosofía


Camino de la filosofía


Camino de la filosofía


Justo al final del camino de la filosofía encontramos el espectacular templo Eikan-do.


Calle de Kyoto


Platos de cera


Hombre tirando de carro


Acceso al templo Eikan-do


Este es un complejo de múltiples edificios y jardines.

Pagamos 600Y y nos descalzamos para recorrer el templo. 
Nos gustó mucho la posibilidad de deambular por todos los edificios a través de pasarelas. 

Curiosamente los monjes utilizaban un ascensor para desplazarse por las diferentes alturas del templo. Algo curioso en un templo con cientos de años de antigüedad

Entrada al templo


Vista general del Eikan-do


Edificio del Eikan-do


Detalle del jardín


Zona de meditación


Detalle del jardín


Detalle del jardín


Pasarelas entre edificios


Ascensor


Altares


Pasarela entre edificios


Detalles de las columnas


Vista desde la zona alta


Edificio del Eikan-do

Tras visitar la zona "descalzo", pasamos a la zona ajardinada que daba acceso a una pagoda.



Pagoda


Paseo exterior hacia la pagoda


Edificio junto a la pagoda


Vista desde la pagoda

Entre las curiosidades que nos encontramos es una fuente que hace música cuando se hecha agua en un sitio determinado.




Fuente musical


Desde la una pagoda podemos disfrutar de una magnifica vista de Kyoto.

Junto a la salida se encuentra el lago, que para mi es una de las zonas más bonitas que vimos. las fotografías desde uno de los puentes son espectaculares.

Curiosamente junto al lago había dos zonas con bastante contraste, por un lado un cementerio, y por otro un jardín de infancia.

Fuente


Cascada junto a los jardines


Cementerio


Escaleras de acceso


Cascada


Lago del Eikan-do


Puente sobre el lago


Jardín de infancia Eikan-do


Jardín de infancia Eikan-do


Vista general del Eikan-do


Eikan-do


Siguiendo el camino nos encontramos a pocos metros de distancia otro templo famoso, el Nanzen-ji

Este templo es famoso por su espectacular puerta San-mon, desde cuya parte superior se pueden disfrutar de unas magníficas vistas de Kyoto.

Templo Nanzen-ji


Entrada al templo


Jardines del templo

En los jardines de este templo podemos ver un antiguo acueducto, que aun hoy en día sigue cumpliendo con la función del trasvase de agua.


Los edificios del templo en si no son realmente destacarles, pero es agradable dar un paseo por sus jardines.


Acueducto


Acueducto


parte superior del acueducto-do


jardines del templo


Jardines del templo


Jardines del templo


Edificio del nanzen-ji


Edificio del Nanzen-ji


Bajamos la calle situada frente al Nanzen-ji para llegar frente al torii de entrada al santuario Heian

Este es el torii más grande del mundo, discurriendo una amplia zalle por debajo de él.


Lago junto a los templos


Japoneses disfrados


Torii más grande del mundo


Río junto al torii

De camino vimos la entrada a un templo Zen con una pinta magnífica. 


Como otros muchos templos de Kyoto, este no salía en los mapas ni estaba en las recomendaciones, pero realmente nos gustó mucho, ya que ahí se disfrutaba de una enorme paz y tranquilidad. Lejos del bullicio de los templos famosos atestados de turistas.

Entrada al templo


Jardín Zen


Jardín Zen

Recorrimos las diferentes estancias del templo, y descansamos un poco en el tatami que se encontraba frente al jardín zen.



Concurrida zona de meditación


Interior del templo


Interior del templo


Salida del templo


Gran puerta de acceso

Avanzamos un poco y llegamos al parque Maruyama e hicimos un pequeño descanso para comer unos takoyaki de pulpo, junto al lago del parque.



Parque Maruyama


Menú del día


Autoservicio de bebidas


Takoyakis


Detalle del parque


Paseo del parque


Curiosa pagoda


Dos maikos


Calles de Kyoto


Pagoda de 4 pisos


Característicos postes de la luz


A partir de ahí poco a poco nos acercamos a otro de los platos fuertes del día: el templo Kiyomizu-dera
Este es el conocido como templo del amor, y literalmente se denomina “Templo del Agua Pura”

Este fue sin duda el templo donde nos encontramos el mayor número de visitantes. 
La calle de acceso estaba atestada de gente y tuvimos que ir como si de una procesión se tratara.


Atestada calle de acceso al Kiyomizu-dera


Por fin llegamos a la entrada del Kiyomizu-dera y pagamos los 300Y de la entrada.

Este complejo, consiste en un conjunto de unos 30 edificios repartidos entre pagodas, templos budistas y santuarios sintoístas. Es quizá la máxima expresión del pluralismo religioso, ya que en un mismo recinto conviven templos de ambas religiones en perfecta sintonía.

Puerta de acceso


Calle de acceso desde el templo


El templo data del año 778 y fue finalista para ser una de las 7 nuevas maravillas del mundo.

Lo primero que nos encontramos tras la enorme puerta es un santuario budista, donde los visitantes hacían cola para echar dinero en el arcón y tocar una especie de campana.



Pagoda de 3 pisos


Campana del templo


Kyoto desde el Kiyomizu-dera


Edificios principales


Zapatería improvisada


Zona de rezo


Frente a él se encuentra al famoso balcón desde el cual se han registrado 234 saltos buscando que se le cumplan los deseos. Se supone que el que sobreviva a la caída alcanza la iluminación. Más del 80% fueron afortunados y sobrevivieron a la caída de 13 metros. 


Multitud de gente en el templo


Balcón del Kiyomizu-dera


Pagoda desde el balcón


Los 3 chorros desde el balcón


Nosotros no nos arriesgamos y continuamos la visita hasta subir santuario Jishu, dedicado a Okuninushino-Mikoto, un dios del amor y los "buenos matrimonios".

Este santuario posee dos "piedras del amor", situadas a 6 metros la una de la otra, distancia que los visitantes solteros tienen que recorrer con los ojos cerrados. 

El éxito en alcanzar la piedra del otro lado, con los ojos cerrados, es entendido como el presagio de que el peregrino encontrará el amor.

Aunque parezca increíble vimos al menos a 3 chicas intentando tal hazaña.


Entrada al santuario Jishu


Piedra del amor


Japonesa buscando el amor


Japonesa buscando el amor


Piedra del amor


Vista completa del balcón.


Continuamos por el camino que bordea el templo y llegamos a la espectacular pagoda que preside el complejo. Desde allí podemos disfrutar de una magnífica vista del templo principal con su entramado de madera.



Pagoda de 3 pisos


Balcón desde la pagoda


Vista general del Kiyonizu-dera


Terraza del templo


El templo toma su nombre por las cascadas que bajan de las colinas cercanas.

Una de ellas es la cascada Otowa-no-taki, que finaliza en tres canales de agua que caen en un estanque. 
Los visitantes del templo cogen el agua de la cascada, de la que se piensa que tiene propiedades terapéuticas, en copas de metal o de plástico. Se dice que beber esta agua supone tener salud, longevidad y éxito en los estudios. Eso si, solo se puede beber de 2 de los chorros, ya que si eres avaricioso y bebes de los 3, tendrás muy mala suerte. 


Los 3 chorros


Balcón desde la zona inferior


Pagoda junto al lago


Desafortunadamente no pudimos subir nuestros stats en esa materias, porque la cola que había formada nos supondría más de 1 hora

Encantados con la visita y un poco saturados por la cantidad de gente salimos del Kiyomizu-dera.

Recorrimos de nuevo la atestada calle de acceso al templo y cogimos el metro en Kiyomizu-Gojo Station hasta Fushimi-Inari Station. El recorrido en tren dura poco más de 7 minutos y al ser la Keihan line, no es válido el JR pass.


Policía enarbola su espada láser para regular un paso de cebra


Río junto al tren


Recorrimos las estrechas calles llenas de puestos de comida y llegamos a la magnífica entrada de uno de los templos más famosos de Japón, el santuario Fushimi Inari.


Torii de entrada


Torii de entrada

El santuario es el más importante de los dedicados a Inari, el dios sintoista del arroz, de la protección de las cosechas y de los comerciantes, siendo sus mensajeros los zorros. 


Por eso abundan las estatuas de estos animales a lo largo de todo el templo, normalmente en la boca llevan la llave del granero donde se guarda el cereal.

Una de las características del santuario que más llaman la atención son los miles de torii que encontramos uno detrás de otro a lo largo de sus 4 kilómetros de caminos. 

Casi parecen formar un pasadizo techado y han sido donados por comerciantes que ponen sus nombres en los torii para que el dios Inari les sea propicio.



Certificado Tripadvisor de mejor monumento de Japón


Entrada al Fushimi Inari


Templo de entrada al Fushimi Inari


Zorro mensajero del Dios Inari


Zorro mensajero del Dios Inari


Guardián de la entrada


Templo


Templo



Entramos por la puerta Sakura-mon y visitamos el santuario Go-Honden que se encuentra justo a los pies del monte Inari, que es donde se encuentra el Fushimi Inari.

Tras unas cortas escaleras comienza el santuario propiamente dicho con los 4 interminables kilómetros de toriis enlazados.

A lo largo de la subida encontramos zonas con torii más gruesos y grandes, otras con puertas más finas y delgadas, e inclusive con lagos y pequeños templetes dedicados a Inari.



Comienzo de la subida


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Nosotros llegamos más o menos a la mitad del recorrido, cuando ya se estaba cerrando la noche sobre Kyoto.


Plano del Fushimi Inari


Fushimi Inari


Fushimi Inari


Buda en el Fushimi Inari


Bajamos por una zona diferente a la de subida. 

Por esa zona había muchas lámparas de piedra y pequeños templetes y altares llenos de zorros en honor a Inari.


Templetes en el Fushimi Inari


Templetes en Fushimi Inari


Fushimi Inari


De vuelta a la entrada


Fushimi Inari iluminado

Salimos del santuario y cogimos de nuevo el metro en Fushimi-Inari Station hasta Gion-Shijo Station.

Dimos un paseo por las calles de Gion, que es una zona por la que es posible encontrarse con Geishas y Maikos.

Como a esas horas el hambre ya apretaba, tiramos de nuestro amigo tripadvisor para buscar un restaurante de ramen por el centro de Kyoto. 

Vimos que todo el mundo recomendaba uno que se llamaba Ippudo y la verdad es que no nos defraudó. 
Nos costó algo encontrarlo, ya que tuvimos que cruzar el Nishikikoji, un inmenso mercado de pescado y callejear bastante para dar con él. 

Estuvimos esperando unos 10 minutos a que nos asignaran un sitio, y en ese tiempo ya vimos que era un sitio que se recomendaba mucho en las guías, porque es en el lugar donde más occidentales vimos en toda nuestra estancia en Kyoto.

Por fin entramos y nos comimos un buen tazón de ramen.

Satisfechos por el productivo día, emprendimos camino de vuelta a nuestro apartamento de Mototanaka en el autobús nº 3.

DÍA 8

Tras pasar una nueva noche ferroviaria comenzamos la visita de la zona este de Kyoto.

Esta vez nuestro primer destino estaba algo más alejado del apartamento, por lo que cogimos el autobús 206 para llegar en pocos minutos a las cercanías del Templo Kinkaku-Ji (Pabellón dorado)

Estábamos un poco cansados del café aguado del Lawson, así que entramos en una de las pocas cafeterías que vimos para desayunar un capuccino y una tostada.

Subiendo una calle llegamos a un enorme parking que ya delataba que nos encontrábamos ante una de las mayores atracciones turísticas de Kyoto, y de todo Japón: el Templo Kinkaku-Ji (Pabellon dorado).

Pasamos al pasillo de acceso y pagamos los 400Y que cuesta la entrada.

El Pabellón dorado es un templo Zen formalmente conocido como Rokuonji. 

En 1.397 comenzó su construcción como parte de una nueva residencia para el shogun jubilado Ashikaga Yoshimitsu, pasando tras su muerte a convertirse en templo Zen. 

El templo funciona como recinto donde se guardan reliquias de Buda.
Kinkaku-ji

Con gran expectación cruzamos la puerta que nos conduce frente al Kinkaku-Ji y la verdad es que no defrauda. La vista del pabellón dorado sobre el estanque es simplemente espectacular.

El estanque llamado "Espejo de agua" está repleto de islas, piedras y pinos de estilo japonés que representan capítulos del budismo japonés.

Sobre él, el único edificio visible es un impresionante templo con las paredes de las dos plantas superiores recubiertas con pan de oro.

El edificio que vemos en la actualidad es una reconstrucción realizada en 1.955, ya que 5 años antes un fanático monje budista incendió el templo en un arrebato de locura.

Junto a la entrada al recinto hay una zona donde se contempla todo el estanque con el templo en su conjunto, el único problema es que hay que luchar con las hordas de turistas que pelean por hacer la mejor foto.


Pabellón dorado


Kinkaku-ji


Pabellón dorado


Tras conseguir unas más que decentes instantáneas, nos fuimos acercando al templo rodeando el estanque.

Templos del complejo


Así pudimos ver más de cerca la figura dorada del fénix chino que corona el edificio.


Fenix coronando el templo


Prohibido palos de selfie y trípodes


Pabellón dorado


Detalle del estanque

En la parte trasera del templo nos acercamos a los jardines del templo, que han mantenido su diseño original desde el siglo XIV.


Detalle del jardín


Estanque


Pbellón dorado


En una zona del jardín se encuentra la casa de té Sekkatei que es una construcción del periodo de Edo.


Templo casa de te

Seguimos junto a múltiples tiendas de recuerdos, que nos conducían a la salida.


Para mi fue una de las visitas más bonitas que vimos en Kyoto. Sin duda hace honor a la fama que atesora.

Salimos del templo y caminamos algo más de 15 minutos para llegar a nuestro siguiente destino: el templo Ryōan-ji.


Calle de Kyoto


Equipo de beisbol entrenando


Este es un templo Zen que recibe el nombre de "El templo del dragón tranquilo y pacífico". 

Fue construido en el periodo Heian como residencia aristocrática y fue convertido a templo budista Zen de la secta Rinzai en 1.450.


Plano del templo

Entramos en la zona principal del templo y dimos una vuelta alrededor del bonito estanque que se encuentra frente al edificio principal. En una pequeña península que se adentra en el estanque hay un templo sintoista muy coqueto y desde el que hay unas vistas magníficas del estanque.


Detalle del estanque


Paqueño templo junto al estanque


Estanque


Buda junto al estanque


Entrada al jardín de roca


Pintura


Pagamos los correspondientes 500Y de la entrada y nos sentamos frente al gran atractivo del templo, su jardín de roca o karesandui.

Este jardín seco es todo un misterio, ya que no se conoce ni su autor, ni su fecha de construcción, ni su significado. 

El jardín tiene una estructura rectangular y está compuesto de 15 rocas situadas sobre pequeños círculos de musgo rodeados de arena rastrillada. 

Solo hay una zona de observación, ya que está cerrado por paredes en los restantes lados del rectángulo.


Jardín de roca


Durante muchos años se pensó que la mejor interpretación del sentido de la disposición de las piedras en el jardín era el de una especie de Tigre cruzando un río.

En el 2.002, unos científicos de la Universidad de Kyoto utilizaron ordenadores para buscar formas usando la disposición de las zonas vacías del jardín en vez de la disposición de las piedras.
El resultado es que encontraron el patrón de un árbol escondido dentro de la estructura del jardín. Dicen que por eso es tan placentero presenciar el jardín. 
Nuestro subconsciente capta el patrón del árbol sin que lo notemos.

El mismo equipo de investigación probó moviendo algunas piedras de forma aleatoria y vieron que enseguida se perdía la armonía de la configuración inicial. 
Por ello creen que la construcción del jardín está muy bien pensada y no es un acto de la casualidad.



Jardín interior


Fuente tradicional


Pinturas


Zapatos de los visitantes

Salimos de los edificios principales y rodeamos nuevamente el estanque para abandonar el recinto del templo.
Detalle del jardín


Detalle del jardín


Detalle del estanque


Detalle del estanque


Detalle del estanque

Continuamos por la misma calle por la que bajábamos del pabellón dorado, y en unos 15 minutos llegamos al siguiente templo: Ninna-ji.


Bomberos preparados


Este enorme recinto se construyó en el año 888 como residencia del emperador Uda.

El templo nos saluda con una enorme puerta de entrada y un extenso recinto donde podemos ver varios tipos de construcciones. Entre ellas destaca la imponente pagoda de 5 pisos.


Entrada al Ninna-ji


Entrada al templo


Entramos en el recinto pagando 500Y y comenzamos por el complejo de edificios que se encuentran a la izquierda de la entrada principal, llamado Goten.

El Goten es la parte que servía como residencia al emperador. Allí podemos ver las diferentes estancias y un bonito jardín.


Zona común del templo


Entrada al goten


Panel decorativo


Interior del goten


Jardín seco


Momento de descanso


Jardín seco


Estanque


Detalle del estanque


Zona de meditación


Altar


Altar


Habitación del goten


Panel informativo


Tras el Goten pasamos a la zona de la pagoda y dimos un paseo entre los cerezos.



Pagoda de 5 pisos


Pagoda


Edificio del templo


Templo interior


Edificio del templo


Edificio del templo

Salimos del Ninna-ji y esta vez cogimos el autobús nº 11 para ir a la zona de Arashiyama.



Oficina de correos


Cruzando las vías del tren


Típicos coches japoneses


Campo de futbol


Interior del autobus


Arashiyama es una zona a las afueras de Kyoto, y que discurre junto al río Kasturagawa.


Arashiyama


Una de las partes más representativas de la zona es el puente Togetsukyo, que cruza el río Kasturagawa y une dos distritos de Kyoto. Es muy representativo por su estructura de madera tan característica de Japón.


Puente Togetsukyo


Puente Togetsukyo

Junto al río discurre un bonito paseo que nos lleva junto a una zona donde se pueden alquilar barcas.



Puente Togetsukyo


Río Kasturagawa

Prácticamente al final del paseo se puede girar a la derecha y tras subir unas escaleras entramos en un parque que nos lleva al famoso bosque de bambú de Arashiyama. 

Es un paseo que discurre entre enormes árboles de bambú y que suscita la visita de numerosos turistas.


Parque de Arashiyama


Entrada al bosque de bambú


Bosque de bambú


Bosque de bambú


Bosque de bambú


Bosque de bambú


Bosque de bambú


Al final del paseo se encuentra el Templo Tenryu-ji

Este templo zen, finalizado en 1.345, destaca sobretodo por el paraje en el que se encuentra.

Pagamos los clásicos 500Y de la entrada y recorrimos todo el perímetro del templo parándonos en las zonas más llamativas, como una fuente en la que había que acertar con una moneda en el centro.


Entrada al Tenryu-ji


Detalle del jardín


Curiosa fuente


Estanque


Estanque


El jardín en su conjunto


Jardín desde la zona de meditación


Jardín desde la zona de meditación


La vista del jardín con el bosque de bambú al fondo es realmente espectacular.

Estuvimos sentados descansando en uno de los tatamis con la vista del jardín al fondo.



Zona de meditación


Japonesas con yukata


Altar


Pasarela interior


Detalle del jardín


Foto de familia


Salida del templo


Concluimos la visita al Tenryu-ji y nos fuimos a la estación de tren de Arashiyama para coger el pintoresco tren Keifuku Dentetsu-Arashiyama Line hasta la estación de Randen-Tenjingawa Station. 

Allí cambiamos a la Tozai line de metro y nos bajamos en Nijojo-Mae Station.


Río de Kyoto


Anuncio de cerveza


Interior del tren


Hicimos este recorrido para realizar un segundo intento para visitar el Castillo Nijo.


Edificios administrativos de Kyoto


Edificios administrativos de Kyoto


Río de Kyoto

Esta vez llegamos entorno a las 15:30 horas, por lo que no hubo problema para entrar al interior.


La construcción fue terminada en 1.626. Fue construido como la residencia en Kyoto de los shogunes Tokugawa.


Castillo Nijo


Entrada principal


Entramos en la zona del castillo y nos adentramos en los aposentos del shogun. 

Allí vamos recorriendo diferentes estancias con paneles explicativos en inglés, que nos indicaban la utilidad que tenía cada una de ellas.


Puerta de acceso


Edificio principal del castillo

La sala de audiencias tenían una representación con muñecos de como debería ser una audiencia dirigida por el Shogun. 


Desde esa misma sala Tokugawa Yoshinobu declaró que le regresaba la autoridad a la Corte Imperial de Kioto en 1.867.

Destaca por los pasillos el suelo de ruiseñor. 
Con una estructura de clavos debajo del suelo, el shogun instaló este mecanismo para advertir de la llegada de intrusos. Es curioso notar como por muy suave que se pise el suelo emite un ruido con cada pisada.

Salimos por la espectacular puerta Kara-mon y nos adentramos en los maravillosos jardines que rodean el área residencial.


Jardines


El jardín Ninomaru permanece igual desde 1.626 y está ubicado entre los dos anillos principales de defensa, junto al palacio del mismo nombre.

El jardín tiene un gran estanque con tres pequeñas islas: en el centro está la llamada Isla de la Eterna Felicidad (Horai-jima), la que está flanqueada por dos islas más pequeñas, la Isla de la Cigueña (Tsuru-jima) y la Isla de la Tortuga (Kam-jima).

Subimos a una zona superior que nos ofrece una perspectiva de todo el complejo, y salimos dando un paseo por la zona más nueva del recinto, que es utilizada en la actualidad para ofrecer recepciones a los altos dignatarios que visiten Kyoto.


Estanque del castillo


Estanque del castillo


Estanque del castillo


Acceso a la muralla


Foso del castillo


Estanque del castillo


Edificios interiores


Edificios interiores


Foso del castillo


Vista general del castillo


Foso del castillo


Con la satisfacción de la jornada cumplida dimos un paseo por la calle Teramachi y compramos unas cuantas cosas para llevarnos a Madrid.


Calle Teramachi


Puesta de sol en Kyoto


Calle de Kyoto por la noche


Ese día cenamos en un restaurante especializado en Gyozas que son unas empanadillas japonesas rellenas de carne de cerdo y verdura.

Como estábamos cerca de la parada de Gion, cogimos el autobús 206 de vuelta a nuestro apartamento de Mototanaka.








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