ETAPA 2: FIGUEIRA DA FOZ, COIMBRA, RUTA DE MONASTERIOS Y CONVENTOS

DÍA 4

El día amanecía caluroso y despejado sobre nuestro balcón de hotel Atlantic de Figueira da Foz.

Así que tomamos la decisión de dedicar la mañana a descansar en la enorme playa que teníamos frente al hotel.

Vista desde nuestro hotel

Playa de Figueira

La extensión de arena es la mayor que he visto nunca, posiblemente fuera de 1,5 kilómetros más o menos. 
Tardamos mas de 15 minutos en llegar desde el paseo marítimo hasta el agua. Curiosamente hay bancos de madera a mitad de camino por si alguien necesita hacer un descanso.

Parada a mitad de camino

Todo lo que nos quedaba para llegar al agua

Por fin llegamos a la orilla del mar, y al plantar la sombrilla nos dimos cuenta de alguna peculiaridad más de esa playa. 
Por un lado estaba todo absolutamente lleno de mariquitas, unas más grandes y otras más pequeñas. Al principio hace gracia, pero con el tiempo se convierte en molesto y desagradable que se estén posando en ti constantemente.

Playa de Figueira

Nos conseguimos deshacer de las mariquitas y nos acercamos con ímpetu a darnos un buen baño. 

La temperatura era de unos 35ºC, por lo que apetecía bastante.

Había poca gente en la playa, pero es que dentro del agua no había NADIE.

En cuanto una pequeña ola rozo nuestros pies confirmamos los peores presagios... el agua estaba absolutamente helada. Las piernas se entumecen y parece que en vez de agua es un caldo de agujas que atraviesan la piel.

Obviamente de la rodilla no pasé, ya que por mucho calor que hiciera no quería congelarme vivo.

Dimos un paseo por la orilla tocando lo justo el agua para no perder ningún dedo del pie.

De vuelta al hotel, nos preparamos para ir a Coimbra. 

La distancia desde Figueira es de unos 60 km, por lo que en una media hora estábamos aparcando el coche en la ciudad de Coimbra.

Coimbra

Aparcamos junto al jardín de Manga, que es un pequeño espacio ajardinado que antiguamente pertenecía al monasterio de la Santa Cruz. 

Actualmente se conserva una estructura en forma de cúpula rodeada de cuatro capillas y de una bonita fuente.

Jardin de Manga

Coimbra

Nos sumergimos en las estrechas calles del casco antiguo de Coimbra, hasta nuestra siguiente parada, que fue una terraza en una bonita plaza triangular junto al río Mondego.

Iglesia de Coimbra

Nos acercamos a la ofcina de turismo que estaba junto a la plaza y nos dieron indicaciones de la zona más turística. Eso si, este fue el único sitio del viaje donde nos cobraron por el plano

El calor apretaba muchísimo, por lo que nos esperaba una dura prueba, subir hasta la universidad de Coimbra. 

La universidad  antigua se ubica en la zona alta de la ciudad. Fue fundada en el año 1.308, y es una de las más antiguas y prestigiosas del mundo.

Tras subir unas interminables escaleras, por fin conseguimos llegar a la zona universitaria.

Las interminables escaleras

Pasamos bajo la entrada principal, y entramos en la bonita plaza del rectorado antiguo. Allí pudimos disfrutar de la magnífica entrada a la biblioteca, y de una preciosa vista de la ciudad con el río a nuestros pies.

Universidad de Coimbra

Patio del rectorado

Vista desde la universidad

Facultad de derecho

Vista desde la universidad

Facultad de letras

Patio interior

Los termómetros superaban los 40ºC, por lo que el calor era realmente insoportable, así que decidimos que el mejor sitio para refrescarnos un poco era la catedral nueva de Coimbra. 

La Sé nueva está a unos 100 metros de distancia del rectorado de la universidad, y a pesar de nos ser una maravilla arquitectónica, pudimos descansar un poco del terrible calor.
El templo de finales del sXVI esta realizado en estilo barroco y manuelino.

Fachada de la catedral

Capilla barroca

Altar mayor

A pocos metros de allí, y ya en pleno descenso hacia el centro de Coimbra, nos encontramos con la catedral vieja. Este edificio de estilo románico, se finalizó en el sXII, y tiene una fachada muy característica, ya que parece un pequeño castillo en mitad de la ciudad.

Catedral vieja

Continuamos nuestro camino de vuelta al coche, para regresar a Figueira. 
Es una pena no haber podido disfrutar mejor de una ciudad como Coimbra por su sofocante calor, pero la verdad es que lo que vimos nos gustó bastante.

Calles de Coimbra

Calles de Coimbra

Bajada de la universidad

Antigua muralla

Jardin de Manga

De vuelta en Figueira da Foz decidimos recorrer el paseo marítimo para desprendernos un poco del calor sufrido. 

La diferencia de temperatura podría ser de unos 12ªC entre Coimbra y Figueira da Foz.

Ayuntamiento

Llegamos hasta el antiguo pueblo de pescadores, y de vuelta nos acercamos a ver el casino.

Casino

Antiguo puerto

Playa de Figueira

Junto a nuestro hotel habían instalado dos enormes carpas para celebrar unas fiestas gastronómicas. 

Intentamos cenar allí, pero fue imposible encontrar sitio, así que cenamos en una marisquería, y luego volvimos a tomar algo a las carpas.

Para terminal el día vimos como España perdía la final de la copa confederaciones contra Brasil.

DIA 5.

Nos levantamos bastante temprano, porque este era uno de nuestros famosos días marathon.

Teníamos previsto realizar 333km y visitar hasta 6 localidades diferentes antes de llegar a nuestro destino del día: Lisboa. Entre esas visitas encontramos 3 de las 7 maravillas de Portugal

Mucha visita religiosa, pero es normal, no todo van a ser campos de fútbol...

Ese día íbamos a recorrer los 3 convento-monasterios patrimonio de la humanidad. Para visitar los 3 hay un ticket conjunto que se quedan los 3 al precio de 2.

Nuestro primer destino es el Convento de Cristo de Tomar.

Llegamos allí tras algo más de 1 hora de viaje y nos encontramos con un monasterio bastante aislado del pueblo de Tomar en una pequeña colina, y con una carretera poco accesible al encontrarse en obras.

Aparcamos cerca de las taquillas y buscamos la entrada principal entre las obras de acceso.

Acceso al Convento

Entrada

El Convento de Cristo perteneció a la orden de los caballeros templarios desde su fundación en 1162.

Junto al Convento propiamente dicho, se encuentra el castillo de Tomar, que servía como baluarte defensivo de la zona. 

Es considerado patrimonio de la humanidad por la UNESCO.

Al entrar en este magnifico monumento portugués, nos remontamos a la época del Infante D. Enrique, que fue gran maestre de la orden del temple. Muchos de los elementos de la vida cotidiana de estos monjes caballeros se encuentran perfectamente conservadas en Tomar.

Muralla esterior

Muralla y foso

La entrada se realiza por unos bonitos jardines que nos conducen al interior del convento.

La visita comienza en uno de sus bellos claustros. 

El convento tiene un total de 8. 

Dos de ellos están construidos en estilo gótico, y el resto son renacentistas. 
En la mayoría de los casos estos claustros se pueden contemplar desde la altura del suelo y desde una arcada superior. En uno incluso se puede subir a la azotea para poder contemplar una de las grandes joyas de la arquitectura portuguesa, la iglesia del Convento de Cristo.

En la iglesia destaca la imponente portada construida por Juan del Castillo, y las 2 ventanas de su fachada occidental de estilo manuelino.

Portada principal

Patio

Interior de la iglesia

Eso si, la gran joya del convento es La Charola del s XII. Se trata del oratorio de los templarios. 

Esta basada en la iglesia del Santo Sepulcro y su decoración refleja la riqueza de la Orden.

Se trata de una construcción poligonal cubierta por pinturas y frescos representando escenas bíblicas. Todo ello con estatuaria dorada sobre una cúpula bizantina.
Es realmente espectacular, y merece la pena dar varias vueltas a su estructura y contemplarla desde todos los ángulos posibles. En mi opinión ha sido el monumento más bonito que disfrutamos durante todo el viaje.

Interior de la iglesia

Charola

Charola

Charola

Charola

Continuamos visitando los claustros, hasta que llegamos al monasterio propiamente dicho. 

Allí pudimos ver la zona de las celdas de los monjes, pudiendo visitar alguna de ellas.

Claustro

Claustro

Antiguo palacio

Exterior de la iglesia

Claustro

Vista desde la zona alta

Ventana decorada

Junto a la zona de los dormitorios pudimos visitar las cocinas y el refectorio.

Pasillo de las celdas

Patio

Detalle de la iglesia

Exterior de la iglesia

Tras esa zona ya se encuentra la salida. La verdad es que es una visita que nos encantó. 

Este es uno de esos lugares, quizá semidesconocidos para el gran público, que merece mucho la pena visitar.

Apenas a 40 km de Tomar, llegamos a uno de los santuarios de peregrinación más famosos de Europa: el Santuario de Nuestra Señora de Fátima.

El santuario se erigió en el lugar donde según la tradición cristiana, en octubre de 1917, tres jóvenes pastores portugueses, Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco Marto, proclamaron haber presenciado una aparición de la Virgen María.

En una de esas apariciones les habría dicho que construyeran una capilla en el lugar donde se aparecía, 

Actualmente esa capilla es la parte central del Santuario, donde está guardada una imagen de Nossa Senhora.

Con el paso del tiempo el Santuario se extendió, hasta hoy en día donde podemos visitar, entre otras cosas, la Basílica del Rosario. 
La basílica tiene una torre de 65 metros de altura culminada por una enorme corona de bronce, y forma conjunto arquitectónico con una columnata que se abre a ambos lados de su entrada.

Basílica del Rosario

Explanada del santuario

Entramos en la basílica, y lo primero que se ve es la imagen de la Virgen e Fátima presidiento el altar mayor, y a ambos lados se encuentran las tumbas de los 3 pastorcitos que presenciaron las apariciones.

Interior de la basílica

Tumba de uno de los pastorcillos

Salimos de la basílica, y a la derecha nos encontramos con la Capilla de las Apariciones.  

En cuyo centro se puede ver el pedestal con la Imagen de la Virgen, que marca el sitio exacto donde estaba la pequeña encina sobre la cual la Virgen se mostró a los pastorcitos los días 13 de mayo, junio, julio, septiembre y octubre de 1917.

La capilla es el punto donde finaliza el camino de peregrinación a Fátima. 
Hasta allí llega un camino de baldosas donde es frecuente ver a gente realizando esos últimos metros de rodillas.

Justo en el lado opuesto de la basílica se encuentra la Iglesia de la Santísima Trinidad con 9.000 asientos, obra del arquitecto Alexandros Tombazis. Se inauguró en 2007.

Iglesia de la santísima trinidad

Interior de la iglesia

Camino de vuelta al coche vimos un monumento con un fragmento del Muro de Berlín. 
Esto recuerda uno de los mensajes que la Virgen les diera a los pastorcitos en sus apariciones, en el que les vaticinaba la caída del comunismo.

Fragento del muro de Berlín

La próxima parada se encontraba a tan solo 20 km de Fátima. Se trataba del Monasterio de Batalha.

Al llegar a la zona cercana al monasterio, nos quedamos bastante impresionados, ya que no se trata de un monasterio al uso, sino que es más bien una imponente catedral con un pequeño monasterio adjunto.

Monasterio de Batalha

El oficialmente llamado Convento de Santa Maria da Vitória fue construido para agradecer a la Virgen María la victoria de las tropas de Portugal sobre las de Castilla en la batalla de Aljubarrota en 1385. 

Es uno de los mejores y más originales ejemplos de la arquitectura gótica tardía en Portugal, mezclado con el estilo manuelino. 

El monasterio se considera patrimonio de la humanidad y una de las 7 maravillas de Portugal.

Alrededores del monasterio

Fachada del monasterio

Nada más entrar en la enorme iglesia, podemos visitar el panteón real, donde reposan eternamente los restos de 4 reyes portugueses y sus familias.

La iglesia es realmente mucho más bonita por fuera que por dentro. Ya que el interior es bastante sobrio en comparación con los logrados acabados de la fachada.
A la izquierda de la entrada principal podemos acceder a lo que sería el monasterio propiamente dicho.

La primera sala es de homenaje a los reyes portugueses, y de ahí se accede al claustro.
Dimos una vuelta bajo las arcadas del claustro, y a la derecha nos encontramos con la sala capitular y la tumba del soldado desconocido.
Justo en ese momento estaban realizando el cambio de guardia, y dos nuevos soldados se quedaron escoltando la tumba que contiene los cuerpos de dos soldados portugueses muertos en combate durante la Primera Guerra Mundial.

Tumba del soldado desconocido

Saliendo del claustro podemos ver las capillas inacabadas, que forman una estructura octogonal separada sin techo, que está anexa al coro de la Iglesia.

Capillas inacabadas

Capillas inacabadas

Una vez más salimos encantados. Una visita muy recomendable, aunque quizá un escalón por debajo del Convento de Cristo de Tomar.

De vuelta al coche, recorrimos los escasos 20 km que separan Batalha de nuestro sieguiente destino: el Monasterio de Alcobaça.

El Monasterio de Alcobaça es la primera obra gótica erigida en suelo portugués. Su construcción comenzó en 1178 por los monjes de la Orden del Císter, es considerado patrimonio de la humanidad, y es una de las 7 maravillas de Portugal.

Aparcamos en un enorme parking a 200 m. del monasterio, y buscamos su entrada principal.
La entrada se encuentra en una bonita y concurrida plaza, y tiene una exquisita decoración.

Monasterio de Alcobaça

Fachada del monasterio

Entrada principal

La iglesia es la más grande de Portugal realizada en estilo gótico, con más de 100 m. de longitud.
El interior está bastante desnudo, salvo por sus 9 capillas y el transepto. Las columnas son muy altas, y la iluminación está muy cuidada.

Interior de la iglesia

En el transepto se encuentran los sepulcros del Rey Pedro I y de su esposa póstuma Doña Inés de Castro.

Sepulcro del rey Pedro I

Sepulcro de Doña Ines

Cúpula de estrella

En un panel interactivo pudimos ver la historia de estos famosos reyes portugueses. Inés fue amante del infante Pedro de Portugal (posteriormente rey Pedro I de Portugal).

Pero esta pertenecía a la familia Castro, que era muy influyente y temida por el rey Alfonso IV el bravo. 

Para evitar que esa familia influyera en su heredero Pedro a través de Doña Inés, decidió asesinarla antes de que su hijo subiera al trono. 

Según la leyenda, era tanto el amor que Pedro profesaba a Inés, que cuando llegó el infante a ocupar el trono, y dicen que, mandando exhumar el cadáver de Inés, la sentó en el trono, haciéndola coronar y obligando así a los cortesanos a que le rindieran los honores debidos a una reina. 

Entonces el rey decidió crear un sepulcro de mármol blanco para su amada Inés, y disponer su propio sepulcro junto al de ella eternamente en el monasterio de Alcobaça.

En Portugal esta historia es equivalente a lo que en España serían los amantes de Teruel.

Salimos de la iglesia y entramos al claustro de D Dinis, con su arcada y su bóveda de cañón con aristas.

Sala de los reyes

Claustro de D. Dinis

Claustro

La iglesia desde el claustro

Estatuas de los apóstoles

Estatuas de los apóstoles

Interior del monasterio

Llegamos a las cocinas y de ahí surge el enorme refectorio con vistas al claustro y al transepto de la iglesia.

Claustro

Refectorio

Fachada del monasterio

Arroyo de Alcobaça

Realmente me pareció la menos espectacular de los 3 monasterios patrimonio de la humanidad del día, pero realmente merece la pena su visita.

Nuestra siguiente parada era en la costa atlántica, en el turístico municipio de Nazaré.

Nazaré es una típica villa de pescadores dueña de una magnífica zona de playas, con paisajes maravillosos.

Se encuentra a tan solo 10 km de Alcobaça, y nada más pisar su paseo marítimo, nos damos cuenta que es una pueblo muy turístico. 

La playa estaba prácticamente vacía a esa horas, ya que el clima no acompañaba mucho. 
En esa zona abundan las terrazas, restaurantes y tiendas de productos relacionados con la playa. 
Por todo el pueblo hay mujeres que se abalanzan sobre ti ofreciéndote habitaciones libres para pasar la noche.

Playa de Nazaré

Playa de Nazaré

Playa de Nazaré

A esa hora el hambre ya apretaba de lo lindo, y creo que nos merecíamos un descanso, por lo que nos sentamos en un restaurante a degustar el magnífico pescado de la zona.

Tras la buena comida y el descanso, caminamos un poco por el paseo marítimo, y subimos hasta el mirador de "El Sitio" desde donde se puede admirar todo el paisaje de Nazaré desde la parte más alta de la serranía cercana. Hasta allí se puede subir también en un funicular desde la playa, aunque nosotros fuimos en coche para ya salir hacia nuestro siguiente destino.

Playa de Nazaré desde "el sitio"

Tras 40 km de autopista, llegamos a nuestra última parada antes de llegar a Lisboa. Esta es la villa de Óbidos.

Sin duda la atracción más destacada de Óbidos es su castillo medieval.
El castillo está magníficamente bien conservado, y se considera patrimonio de la humanidad, y una de las 7 maravillas de Portugal.

Castillo de Obidos

El castillo está situado encima de la colina que domina los viñedos que abundan a su alrededor. 

El Castillo de Óbidos fue fortificado, cuando se encontraba bajo el dominio árabe y luego conquistado por los cristianos, quienes le hicieron algunas remodelaciones. En el se mezclan los estilos barroco, manuelino y un poco del gótico.

Curiosamente en su interior se encuentra la Posada del Castelo, que es el primer alojamiento construido dentro de un edificio histórico portugués.

El cansancio empezaba a pasar factura, por lo que ya pusimos rumbo a nuestro destino final en Lisboa.

Llegamos al Real Parque hotel y tras una cena rápida nos fuimos a descansar de este largo y provechoso día.