Nuestro viaje comienza cerca de las 23:00h en el aeropuerto internacional de Zaventen.
Allí recogimos nuestro Opel Corsa gasolina que nos iba a servir como un digno medio de transporte para los siguientes 5 días.
Con ayuda del GPS llegamos en apenas 20 minutos a nuestro hotel ubicado en pleno centro de Bruselas: NH Brussels Grand Place.
Aparcamos el Corsa en la calle contigua al hotel, aprovechando que el aparcamiento en la calle es gratuito durante la noche.
En ese momento salimos en pos de una misión casi imposible: "encontrar un sitio para cenar a las 23:30h"
Siguiendo el consejo de la amable recepcionista andaluza, salimos del hotel y atravesamos las Galeries Royales Saint-Hubert.
Estas fueron las primeras galerías comerciales de Europa.
Miden alrededor de 200 metros de largo, y están cubiertas por una enorme cúpula de cristal que deja pasar la luz.
En su interior podemos encontrar numerosas joyerías, chocolaterías, tiendas exclusivas de moda, restaurantes, cafeterías e incluso un pequeño teatro y un cine.
Tras atravesar las galerías llegamos a la plaza Charles Buis.
Allí pudimos ver multitud de restaurantes y cafeterías, pero desgraciadamente todo estaba cerrado.
Avanzamos por la rue de la Colline y entramos por primera vez en la Grand Place.
La Grand Place es el corazón de Bruselas y una de las plazas más famosas del mundo.
Aquí podemos admirar el conjunto arquitectónico del Siglo XVII más bello de toda Bélgica.
Entre los edificios destaca sobretodo el Ayuntamiento de Bruselas construido en 1.459 y que se corona con su torre de 96 metros de altura rematada con una estatua de San Miguel,
También importante es la Maison du Roi que se construyó en el año 1.536 y fue el lugar de residencia de los monarcas reinantes.
Hoy en día acoge el Museo de la Ciudad (Musée de la Ville), en el que se exponen pinturas del Siglo XVI, algunos tapices, y los trajes del Manneken Pis.
La visión de la plaza iluminada es realmente espectacular.
A pesar de ello nuestros estómagos seguían rugiendo, y continuamos en busca de algún lugar que pudiera proporcionarnos algo para calmarlos.
Salimos de la Grand Place y pasamos junto al edificio de la bolsa de Bruselas y por fin encontramos el Manneken Frites, que es un local de comida rápida de todo tipo.
Allí degustamos un plato típico belga: "la metralleta". Se trata de un bocadillo con 3 filetes rusos, ensalada, patatas y salsa. Todo muy light, pero en ese momento nos vino genial.
Por fin con el estómago lleno nos decidimos a buscar al personajillo que da nombre a nuestro "restaurante" salvador, el Manneken Pis.
Tras callejear un poco por esa zona, encontramos el cruce de calles que ubica en una de sus esquinas la famosa fuente del niño meón.
Se trata de una estatua de bronce de 61 cm. que representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de una fuente.
Sorprende bastante su reducido tamaño, pero aprovechamos para hacernos la foto típica y emprendimos camino de regreso a la Grand Place.
Esta vez si que pudimos disfrutar como se merece el espectáculo que supone ver la Grand Place iluminada.
Además a esas horas estábamos prácticamente solos allí.
El reloj sobrepasaba ya las 12 de la noche y decidimos terminar la visita express a Bruselas en uno de los lugares que recomiendan todas las guías y todos los visitantes: el delirium cafe.
Se trata del establecimiento más famoso de Bruselas, ostentando orgulloso el record guinness de tener el mayor número de marcas de cerveza a disposición del cliente, con 3.162 variedades diferentes en el momento de nuestra visita.
El ambiente es muy bueno, y nos sorprende la cantidad de gente que hay en el local para tratarse de un martes pasada la medianoche.
Superamos la tentación de hacer la gracia y pedir una mahou o una cruzcampo, y decidimos probar la cerveza que lleva la imagen del local, la Delirium Tremens. Está cerveza fue declarada mejor cerveza del mundo en el campeonato mundial de cerveza de 1.998, y la verdad es que hace honor a su galardón, porque fue la mejor cerveza que probamos.
Tras esta degustación cervecil pusimos rumbo de vuelta al hotel, había sido una magnífica toma de contacto con Bélgica.
Aparcamos el Corsa en la calle contigua al hotel, aprovechando que el aparcamiento en la calle es gratuito durante la noche.
Catedral de bruselas
En ese momento salimos en pos de una misión casi imposible: "encontrar un sitio para cenar a las 23:30h"
Siguiendo el consejo de la amable recepcionista andaluza, salimos del hotel y atravesamos las Galeries Royales Saint-Hubert.
Estas fueron las primeras galerías comerciales de Europa.
Miden alrededor de 200 metros de largo, y están cubiertas por una enorme cúpula de cristal que deja pasar la luz.
En su interior podemos encontrar numerosas joyerías, chocolaterías, tiendas exclusivas de moda, restaurantes, cafeterías e incluso un pequeño teatro y un cine.
Galeries Royales
Tras atravesar las galerías llegamos a la plaza Charles Buis.
Allí pudimos ver multitud de restaurantes y cafeterías, pero desgraciadamente todo estaba cerrado.
Plaza Charles Bius
Plaza Charles Bius
Avanzamos por la rue de la Colline y entramos por primera vez en la Grand Place.
La Grand Place es el corazón de Bruselas y una de las plazas más famosas del mundo.
Aquí podemos admirar el conjunto arquitectónico del Siglo XVII más bello de toda Bélgica.
Entre los edificios destaca sobretodo el Ayuntamiento de Bruselas construido en 1.459 y que se corona con su torre de 96 metros de altura rematada con una estatua de San Miguel,
También importante es la Maison du Roi que se construyó en el año 1.536 y fue el lugar de residencia de los monarcas reinantes.
Hoy en día acoge el Museo de la Ciudad (Musée de la Ville), en el que se exponen pinturas del Siglo XVI, algunos tapices, y los trajes del Manneken Pis.
Grand Place
Grand Place
Grand Place
Grand Place
Grand Place
La visión de la plaza iluminada es realmente espectacular.
A pesar de ello nuestros estómagos seguían rugiendo, y continuamos en busca de algún lugar que pudiera proporcionarnos algo para calmarlos.
Salimos de la Grand Place y pasamos junto al edificio de la bolsa de Bruselas y por fin encontramos el Manneken Frites, que es un local de comida rápida de todo tipo.
Allí degustamos un plato típico belga: "la metralleta". Se trata de un bocadillo con 3 filetes rusos, ensalada, patatas y salsa. Todo muy light, pero en ese momento nos vino genial.
Bolsa de Bruselas
Metralleta
Por fin con el estómago lleno nos decidimos a buscar al personajillo que da nombre a nuestro "restaurante" salvador, el Manneken Pis.
Tras callejear un poco por esa zona, encontramos el cruce de calles que ubica en una de sus esquinas la famosa fuente del niño meón.
Se trata de una estatua de bronce de 61 cm. que representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de una fuente.
Manneken Pis
Manneken Pis
Sorprende bastante su reducido tamaño, pero aprovechamos para hacernos la foto típica y emprendimos camino de regreso a la Grand Place.
Esta vez si que pudimos disfrutar como se merece el espectáculo que supone ver la Grand Place iluminada.
Además a esas horas estábamos prácticamente solos allí.
El reloj sobrepasaba ya las 12 de la noche y decidimos terminar la visita express a Bruselas en uno de los lugares que recomiendan todas las guías y todos los visitantes: el delirium cafe.
Se trata del establecimiento más famoso de Bruselas, ostentando orgulloso el record guinness de tener el mayor número de marcas de cerveza a disposición del cliente, con 3.162 variedades diferentes en el momento de nuestra visita.
El ambiente es muy bueno, y nos sorprende la cantidad de gente que hay en el local para tratarse de un martes pasada la medianoche.
Superamos la tentación de hacer la gracia y pedir una mahou o una cruzcampo, y decidimos probar la cerveza que lleva la imagen del local, la Delirium Tremens. Está cerveza fue declarada mejor cerveza del mundo en el campeonato mundial de cerveza de 1.998, y la verdad es que hace honor a su galardón, porque fue la mejor cerveza que probamos.
Delirium cafe
Delirium cafe
Delirium cafe
Delirium cafe
Delirium cafe
Delirium tremens
Tras esta degustación cervecil pusimos rumbo de vuelta al hotel, había sido una magnífica toma de contacto con Bélgica.
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